No recuerdo la primera vez que vi la película, pero sí que me dejó frío. Yo estaba en otra cosa; en espadas láser, naves interestelares, razas espaciales,…qué sé yo. Y el que diga que prefería la cinta de Kubrick y Clarke a toda esa space opera es que no fue niño, o es un mentiroso.
La cuestión que plantea 2001. Una odisea espacial es el viaje de la Humanidad –como Ulises- para encontrarse a sí misma. En ese periplo descubre su comienzo, desarrollo y final, el origen y el sentido de su existencia. Por eso la novela comienza con el encuentro de una piedra cuadrangular, un monolito, por parte de un grupo de monos humanoides. Mientras que en la película, Kubrick refleja la violencia como conocimiento adquirido y diferencial; Clarke relata los sucesivos contactos de los antropoides con el objeto, lo que les proporciona saber tecnológico y deseo de progreso. Es eso justamente lo que provoca la evolución. De esta manera, Clarke utiliza el tópico del evolucionismo inducido por algo extraterrestre –de hecho, tampoco Dios o los dioses son de este planeta-.
Y aquí comienza la parte más larga del libro, y de la película. Las potencias ponen en marcha la expedición “Proyecto Júpiter” en la Discovery. Tan solo saben el verdadero sentido de la misión los tres astronautas hibernados –estarían así cinco años- y Hal 9000 (sigla de computador ALgorítmico Heurísticamente programado, ya). El verdadero objetivo es Saturno, lugar de donde procede el brillo el reflejo de la TMA 1. La deriva asesina de HAL –no creo desvelar a nadie el argumento- procede de su instinto de supervivencia, ya que al producirse un fallo, Poole y Bowman, los astronautas despiertos, dicen que lo piensan desconectar.
El episodio del hotel es claro: la inteligencia extraterrestre intenta crear un entorno conocido para el humano, y toma las imágenes que les llegan a ellos desde el planeta Tierra. Es un decorado para que muera en paz. Pero la muerte no es el fin. Bowman se convierte en un objeto que vuelve a casa a tiempo para ver la destrucción del planeta por las bombas atómicas disparadas por las potencias. Bowman convertido en monolito, esperará a que surja de nuevo vida y experimentara con ella para provocar la evolución, como hace tres millones de años.
La novela es fascinante. Está muy bien construida, con un buen ritmo y plagada de ideas. En este caso, da igual leerla antes o después de ver la película. Quizá sea interesante ver el filme otra vez después de leer el libro