Hay una imponente colina que se eleva sobre la ciudad de Edimburgo, muy cerca del centro, y desde cuya cima se pueden disfrutar de unas impresionantes vistas panorámicas. Se trata de Arthur’s Seat, colina de origen volcánico de unos 2000 años de antigüedad. Es el pico más alto (251 m) de un grupo siete colinas sobre las que se eleva la ciudad, y se encuentra en el espacio natural de Holyrood Park, con paisaje similar a las Highlands. No podéis iros de Edimburgo sin haber subido a esta colina, o al menos haberos acercado al parque donde se encuentra.
La vez anterior que viví en Edimburgo lo visité varias veces y lo recordaba como uno de mis lugares favoritos. Sólo tres días después de mi regreso en septiembre del 2012, volví allí para hacer el ascenso que me llevara la cumbre de Arthur’s Seat. Me sentía dichosa y pletórica por estar allí de nuevo; contemplando las fantásticas vistas de la ciudad sólo podía sentirme afortunada por tener la oportunidad de vivir allí otra vez. El verde de las colinas y el azul del mar se mezclaban en escenario perfecto para una ciudad de ensueño, y mi sueño de volver allí hecho realidad de nuevo.
Llegar allí es muy fácil, sólo hay que caminar por Royal Mile en dirección a Holyrood Palace, y allí mismo está el parque que lleva el mismo nombre, Holyrood Park. Me parece de lujo que sólo caminando unos minutos desde pleno centro de Edimburgo llegues a un entorno natural como este, siguiendo la calle principal y sin necesidad de coger un medio de transporte. Y este no es el único entorno natural en plena ciudad, hay más que ya os comentaré en otros posts.
Antes de adentrarnos en el parque, podemos visitar el Holyrood Palace, aunque sólo sea por fuera para hacer algunas fotos (la entrada cuesta £10.75). Está en la parte de abajo del Royal Mile, en el extremo opuesto del Castillo de Edimburgo, el cual está en la parte de arriba de la calle. Este palacio es la residencia oficial de la Reina de Inglaterra cuando viene a Escocia (pasa una semana allí al principio de cada verano para atender ciertos compromisos oficiales). De hecho, en una de sus visitas hace diez años, tuve la oportunidad de trabajar con sus cocineros en el palacio durante un día. Ahí estuve cortando veduritas para su majestad y sus invitados bajo la dirección de sus cocineros, que por cierto eran muy majos y simpáticos; fue una experiencia curiosa, lo pasé bien.
Allí también está The Queen’s Gallery, que fue construida en 1840 con los fondos de la duquesa de Gordon, pero que cayó en desuso a finales del S. XIX. En 1999 empezó a reconstruirse y en noviembre del 20022 la reina la abrió. Alberga exposiciones que van cambiando de la Colección Real.
Una de las excursiones que hicimos con el máster de Ecoturismo que estoy estudiando, fue aquí. Nuestro profesor nos explicó la geología del lugar, de la que voy a dar una breve explicación a continuación. Al igual que la roca sobre la que se asienta el Castillo de Edimburgo, Arthur’s Seat se formó a partir de un sistema de volcanes extintos del período Carbonífero (hace 350 millones de años), que fue erosionado durante el Cuaternario por un glaciar que se movía de oeste a este, dejando expuesto el bloque de roca hacia el oeste y depositando los materiales arrastrados en el lado este. Así se formaron Salisbury Crags, convertidas en acantilados de basalto entre Arthur’s Seat y el centro de la ciudad.
El día de la excursión de la universidad fuimos dando toda la vuelta al parque desde la zona cercana a la Commonwealt swimming pool hasta la zona del Palacio de Holyrood. Por allí no había caminado nunca, y es que hay muchos senderos en este parque para recorrer de los cuales aún desconozco unos cuantos.
Estuvimos visitando St Margaret’s Loch para ver la avifauna del lugar.
Al volver fuimos caminando por la carretera y desde allí tuvimos unas vistas impresionantes Duddingston Loch. Me gustó tanto que decidí llevar a mi amiga Jessica a esta zona del parque cuando vino a visitarme.
Volviendo a Arthur’s Seat, y al día de septiembre que subí a su cumbre, tengo que decir que hacía un viento horrible que a veces te tiraba al suelo. Es muy común que si subís a Arthur’s Seat os esperé un viento bastante desagradable; al menos eso me ha pasado a mi cada vez que he subido.
A cambio podréis disfrutar de vistas impresionantes que seguro que os encantarán. Así que merece la pena sufrir un poco con el viento. Eso sí, os aconsejo que subáis allí bien abrigados; aunque abajo haga sol y buen tiempo, no os fiéis.
Como no, nos hicimos una foto en el punto más alto de la montaña, aún corriendo el riesgo de que el viento nos llevara volando.
Al bajar nos encontramos con paisajes muy verdes y bonitos; yo no podía parar de hacer fotos.
Llegamos hasta estos acantilados, que también ofrecían buenas vistas.
Archivado en: Uncategorized