ärtico, España 2014

Publicado el 27 junio 2014 por Cineinvisible @cineinvisib

Un nuevo siglo para nuevos cineastas. Desde el 2001 Gabriel Velázquez me tiene absolutamente anonadado ante su capacidad de extraer de la realidad más triste, una poesía de la supervivencia, de los paisajes más insulsos, los retratos más sublimes del cine español, y de una narración minimalista, todo un abanico de posibilidades para los espectadores que huyan de la pereza.  Con su primer cortometraje, Soldaditos de latón, se daba a conocer, en un nuevo siglo y con una dirección de actores y fotografía cuidadísima, con esta pequeña fábula de convivencia y comprensión entre unos niños que, como todos en la infancia, sueñan con jugar al balón. Una pelota que tendrá un incierto destino, ¿al igual que la vida de sus protagonistas? Un debut inolvidable de menos de 10 minutos (fácil y legalmente visible en internet) que no podía constituir mejor tarjeta de presentación.Cinco años después, con Sud Express, se lanza en alimón con Chema de la Peña al largometraje, pero será con su trilogía de la “familia versus soledad”, iniciada con Amateurs (2008), su gloriosa segunda parte, Iceberg (2011), y la espectacular ärtico, con la que conquista el, bien merecido, reconocimiento internacional con la Mención Especial del Jurado de la sección Generation del pasado festival de Berlín.ärtico es de esas películas que miras con recelo al empezar, te enganchas en 10 minutos, la sigues con inquietud, y acabas medio inclinado hacia la pantalla, en la última parte. El “menos es más” del director nunca se ha visto más justificado. Con cuatro trazos y dos planos nos describe prácticamente cada uno de sus personajes.Última entrega de esta serie temática, completamente independientes entre sí, sobre la familia contra soledad, en la que el cineasta describe las tribulaciones de dos amigos adolescentes con situaciones personales radicalmente distintas (“tener un hijo a 16 años, me arruinó la vida” frente a “sin familia no eres nadie”).Pero además logra un retrato inquietante de la situación de crisis económica, y sobre todo de valores, que vive el país en la actualidad, con la justicia de presentar a sus protagonistas, como resultado de una situación concreta, en una inspirada variante quinqui de la versión actual del más genuino género cinematográfico de gangsters (The Musketeers of Pig Alley, 1912,  de D. W. Griffith o Regeneration, 1915, de Raoul Walsh).  Cuando a John Ford le preguntaban cómo debía mirarse una película, siempre respondía lo mismo: a los ojos. “El secreto está en el rostro de la gente, en la expresión de sus ojos, en su forma de moverse». Con los retratos en plano fijo de los protagonistas de Gabri Velázquez la película promete una rara intensidad y una violenta sinceridad.  Podíamos seguir hablando del film durante horas pero lo más importante sería descubrirlo son conocer prácticamente nada de él. Eso sí, no puedo evitar repetirme pero David Azcano firma la fotografía más sublime de la cosecha actual del cine español. El Goya de fotografía 2014 sólo plantea una duda: Jimmy Gimferrer por Stella Cadente o él.