Soy el primero que escucho toda la música desde el pc, pero no le hago ascos al cd, mi fiel compañero demasiados años, ni al vinilo, con ese sonido tan único y peculiar, y lo digo sin afán de snobismo de tres al cuarto.
Y cuando lograbas salir de ese vacío, te transformabas en lo que querías ser, en ese grunge o ese poppie, o ese punki o lo que te saliera de los huevos, no te salías de los esquemas y patrones que dictaba esa tribu; lo cual no era necesariamente sano, pero bueno,tu eras feliz con eso y te enfrentabas a quien dijera la contrario.
Ahora con un botón, tienes el disco o la canción que quieres, tienes Spotify, Megaupload y todos esos blogs de melómanos valientes que quieren compartir sus gustos contigo y te lo ponen todo más fácil, todo al alcance de tu mano, pero quizás todo es más disperso, y todo se junta y se mezcla y no necesariamente para bien. Y ahí es dónde me chirría un poco todo. Ahí es el lugar dónde notó la falta de romanticismo.
¿La evolución de las costumbres? Yo no tengo la respuesta a ello.