¿Y aquí que pasa? ¿Porqué extraña razón los jovenes de hoy en dia son incapaces de admitir que tuvimos auténticos cracks en el pop y el rock de aqui en esos tiempos y no sean vistos como unos freaks que se arrastran por los escenarios, para hacer bailar a los yayos?
Los Bravos, con su Black is Black arrasaron en USA y en UK; Raphael, artista que tiene por sus ventas discos de todos los materiales posibles (uranio, diamante, oro, platino) y protagonista de unas letras súblimes aún vigentes a día de hoy; Karina, interprete de dulzura incomparable, con himnos a los que es imposible resisitirse si se tiene un poco de gusto por los estribillos bien hechos; Jeanette, ninfa pop de apariencía fría o Fórmula V, Tony Ronald, Los Brincos, Los Diablos, ¿que les tienen que envidiar a The Monkees, The Archies o The Byrds, The Zombies?
A The Beatles no me atrevo a nombrarlos, pero he estado cerca, jejejeje. Simplemente fueron valientes y fruto de su tiempo, ni más ni menos. A ver, quizás me he pasado, pero todo medido acorde con una cultura propia, con la herencia de unos años de represión cultural y expresiva, a mi me parece que no tenemos nada que envidiar a nadie en cuanto a referentes.
Y otro tanto con el rock. ¿Que decir del grandísimo Miguel Ríos?. Personaje único e incomparable con ningún músico mundial que nos hizo visibles en el planeta con su Himno a la alegría. Los Sirex, Miki y los Tonys, Los Salvajes, fueron otros ejemplos de lo que estoy diciendo, y que ahora se limitan a actuar en fiestas de pueblo, lo cúal es muy digno también, o en discotecas para abueletes, bajo el signo de Mágicos 60.
Nunca seré partidario de defender más lo de fuera, ni ahora, ni en el pasado, ni tan solo en el futuro y creo que debe practicarse un poquito lo de "Al César lo que es del César", que creo que no se está haciendo.
Tal vez me quede sólo en esta reivindicación y que mereceré la hoguera por decirlo en voz alta, pero yo me siento orgulloso de escuchar todavía esta música, a estos músicos y sobre todo, estas canciones, que deberían formar parte del imaginario de muchísima más gente de una edad concreta, a la que podríamos pasar a llamar jovenes.