Porteño de nacimiento, Inti pasó por la Escuela de Bellas Artes de Viña del Mar, pero nunca dejó el arte callejero. A partir de 2009, su trabajo en el grafiti se intensificó y traspasó fronteras, al realizar sus primeros murales públicos en Suecia, Noruega, Perú y Bolivia. Fue este último viaje el que definió para siempre su estética. Hasta ese momento, los personajes de Inti eran especies de alienígenas blancos, de cabezas pequeñas y manos enormes, envueltos en cintas de colores. Tras el viaje, los íconos latinoamericanos habitaron sus dibujos.
Porteño de nacimiento, Inti pasó por la Escuela de Bellas Artes de Viña del Mar, pero nunca dejó el arte callejero. A partir de 2009, su trabajo en el grafiti se intensificó y traspasó fronteras, al realizar sus primeros murales públicos en Suecia, Noruega, Perú y Bolivia. Fue este último viaje el que definió para siempre su estética. Hasta ese momento, los personajes de Inti eran especies de alienígenas blancos, de cabezas pequeñas y manos enormes, envueltos en cintas de colores. Tras el viaje, los íconos latinoamericanos habitaron sus dibujos.