Nos reunimos con Arturo Dueñas en un típico punto de encuentro vallisoletano, la plaza de la Universidad. No está especialmente nervioso por el estreno de su primer largometraje, Aficionados, este viernes en su ciudad. Sí le inquieta un poco los detalles de la organización, los invitados... El director habla animadamente con unos colegas sobre algún plano que no le acaba de convencer de un cortometraje que ha osado colgar en el facebook de Alex de la Iglesia. A esta esperada cita, con el estreno, no con De la Iglesia, llega con el espaldarazo que supone ser mención especial de la sección Óperas Prima del festival Madrid Imagen 2010.
¿Le sorprendió este reconocimiento?Arturo Dueñas: Sí me sorprendió. Haber sido seleccionado ya es un triunfo, compites con películas a nivel nacional y con actores conocidos. Todo el público que llenó la sala lo pasó muy bien. Acabamos contentos, pero de ahí a esperar una mención especial... Es difícil premiar una película con tan poco presupuesto, así que cuando te dan una mención especial es que ven algo llamativo, original, y creemos que Aficionados tiene ese algo.
Lo más característico de Aficionados es el modo en que está grabada. ¿Puede explicárnoslo?AD: Se trata de un trabajo de actuación colectiva. No salió de la cabeza de ningún guionista sino que unos compañeros de un taller de teatro fuimos creando los personajes, (basados en ellos mismos) a través de un blog durante varios meses. Nos reuníamos, construimos la historia y al final, hilamos un argumento de vidas cruzadas. No escribimos un solo diálogo, nos basamos en la improvisación, por eso quedó muy natural y realista, pero eso hizo que rodar fuera muy difícil porque si tenías que repetir una escena los personajes nunca volvían a decir lo que habían dicho en la toma anterior, por eso grabábamos en plano secuencia. El montaje resultaba de trocitos de cada plano secuencia. Al final reconstruíamos unos diálogos totalmente nuevos e inventados con esos fragmentos. El diálogo parece fluido después de ocho meses remontando la película. Lo presentamos en el matadero de Madrid y luego estuvimos otros dos meses remontando la que creíamos que era una versión definitiva y que no lo fue. La versión definitiva es la que fue a Madrid Imagen y prácticamente la que se verá en el estreno en Vallladolid.
¿Pero qué diferencias hay entre la versión que pudo verse en La Semana Internacional de Cine de Valladolid en la 54 edición del trabajo que llega ahora al cine?AD: Un 95 por ciento de diferencia. Todas las escenas y el orden de las secuencias ha cambiado. En Seminci pasamos una encuesta preguntando lo que gustaba, qué se entendía, qué no. Con esas respuestas y nuestras impresiones remontamos. Quien la vio no la va a reconocer, ha ganado muchísimo. Como creador te duele un poco, pero no hay mejor amigo del montador que el cuchillo. El espectador no es tonto y si le explicas demasiado parece que le estás insultando. De 118 minutos a pasado a 95, y eso que hemos añadido escenas.
¿Qué historia es la que nos cuenta Aficionados? ¿Hay un suceso central que nos permitan contar las historias de todos esos personajes?AD: Son seis vidas, seis personajes que se encuentran para llevar a cabo una aficción, cada uno de ellos en un momento crítico de su vida. El juntarse en un taller de teatro hace que se replanteen a sí mismos, su lugar en el mundo. A partir de esta actividad les cambia la vida. Delante de ellos hay un objetivo final y la tensión viene por saber si al final lo alcanzarán o no. Ese objetivo es el teatro, que supone una catarsis en sus vidas. Se meten tanto en sus personajes que el personaje se mezcla con ellos mismos. A los actores nos supuso también un cambio, una experiencia no sólo artística, sino también vital.
¿Después de esa experiencia, qué espera del estreno este viernes?AD: Tenemos muchas esperanzas porque le hemos dedicado muchos esfuerzos, publicidad, cortos promocionales, porque queremos que Valladolid se la plataforma de esta película. Esperemos que el fin de semana y la próxima semana vayan bien y que estemos varias semanas en cartelera y poder presentar ese resultado ante distribuidoras y moverlo por toda España. Sólo tenemos una copia, así que si conseguimos un buen resultado por copia nos servirá de tarjeta de presentación. Va a ser lo que va a dar vida a la película o lo que va a provocar que se duerma en un cajón.
Todas las esperanzas en una única copia.AD: Realmente, el Blu-Ray, el formato en la que proyectaremos, permite hacer todas las copias que quieras de forma muy barata, pero sólo tenemos una sala (Cine Roxy de Valladolid) y una ciudad. Luego en marzo proyectaremos la película en la Semana Internacional de Palencia, en la sección de nuevos realizadores. Estamos en conversaciones con un cine de Palencia para después de este certamen estrenar la película. Hasta ahora son sólo expectativas, aunque también en marzo tenemos hablado con el director de la Academia de Cine, Eduardo Campoy, y con el Presidente de la Federación de Asociación de Productores, Pedro Pérez, para convocar a productores, distribuidores, agentes de ventas, gente de cine para hacer una proyección en la Academia, la casa de todos, para ver si podemos encontrar un distribuidor. Es muy imporante ir a la Academia con un buen aval de Valladolid, para decir "esta película funciona".
El exceso de importancia que se le da a la espontaneidas sobre el oficio y el aprendizaje ¿es un problema en el cine español?AD: A todas las ramas del cine español las veo muy profesionales, quizá ese cine más teatral sucedía hace unos años, cuando había muchas adaptaciones, sonido de estudio... Al cine español actual le veo que a veces incluso le falta frescura, un poco de cosa imperfecta. Yo en Aficionados buscaba lo contrario de esa especie de teatro grabado, a raíz de una película cuyo título no voy a decir en el que se interpretaba demasiado. En Aficionados hay que diferenciar la parte artística de la técnica. Esta parte está hecha por profesionales, porque cuando cuentas una historia la parte técnica tiene que estar ahí. Para el tono que buscábamos la excesiva profesionalización artística de los actores era negativa. Nuestros profesores del taller de teatro son actores profesionales, pero hacen papeles secundarios, luego hay personajes que no son actores, el charcutero, el camarero, que se interpretan a sí mismos y luego están los protagonistas, que tiene su experiencia en talleres de teatro y conocen técnicas de improvisación. Con ello hemos conseguido esa frescura no buscada, no estamos interpretando un diálogo, no es una falsa frescura.
Pero su próximo proyecto tendrá un guión...AD: No. Será un documental y tampoco tendrá un guión definido. Tratará sobre Teatro Corsario, cuyo director Fernando Urdiales falleció recientemente. Son un referente para Valladolid y para nosotros, cuando los veíamos en la universidad, eran unos héroes, que han luchado contra el régimen, que han pasado por la cárcel como insumismos. Tienen una riqueza dramatúrgica, una trayectoria, son tan buenos... Vamos a mezclar sus espectáculos con la imaginería castellana y trataremos de conseguir un documental de autor muy bonito. Sobre otros proyectos, tengo dos guiones que ahora no me gustan nada y a los que no estoy nada unido vitalmente.
Ahora que está tan cerca la ceremonia de los Goya, este domingo, qué le diría a Alex de la Iglesia si lo tuviera delante.AD: Que ha hecho muy buena labor al frente de la Academia, que ha limado asperezas, que la ha dado a conocer. Es una pena que haya acabado así, algo que no le quita nada de mérito, pero creo que se ha equivocado. No estoy de acuerdo con su postura. Hay que regular las descargas y habrá plataformas para poder comprar contenidos a un precio bastante módico. Pero si redujéramos las tarifas de Internet, que son un 25 por ciento más altas que lo que deberían, podríamos pagar los contenidos a las plataformas y ganaríamos todos, y las telefónicas seguirían ganando, aunque un poco menos. Podrías descargarte de todo, legalmente, y los productores podrían pagar sus películas. No es mi solución, lo dice Sánchez Arévalo, aunque a veces no le cito porque se me olvida.Muchas más noticias en No es cine todo lo que reluce.