La Peña Montañesa (2.295 m) es la cota máxima de la Sierra Ferrera, en la comarca del Sobrarbe (Huesca). Vista desde Aínsa, esta montaña parece inexpugnable debido a la verticalidad de sus paredes. Es una ruta larga y con un desnivel positivo que sobrepasa los 1.000 metros.
Para empezar la ruta nos dirigirnos al Monasterio de San Victorián, cerca de la población de Oncíns. Dejamos el coche en el aparcamiento que hay unos metros antes de la ermita de la Virgen del Pilar. En este punto parte el sendero hacia la cumbre de la Peña Montañesa. Desde el primer momento el camino asciende por un tramo boscoso de densa vegetación.
Cuando llevamos algo más de media hora de ruta el bosque cede paso a los arbustos. La ascensión comienza a tomar una inclinación cada vez mas fuerte, siempre por un sendero pedregoso. Seguimos así hasta alcanzar una gran muralla de piedra que parece infranqueable, conocida como As Gotelleras. En este punto hay un pequeño afloramiento de agua que se precipita por la gran pared rocosa. Abandonamos el sendero para visitarlo.
Regresamos al camino hasta llegar a la base de la pared donde hay un paso que nos sitúa en la parte superior de As Gotelleras. El paso no es peligroso pero hay que prestar atención. Es una pequeña trepada, de 4-5 metros, por una zona un poco vertical en la que debemos ayudarnos de las manos.
⚠ Trepada. As Gotelleras
Una vez superada esta pequeña dificultad llegamos a una zona de pradera conocida como Os Plans, donde ya podemos divisar la cima de la Peña Montañesa. Ahora el recorrido se aproxima a una zona de pinar donde hay un gran mojón de piedras que marca un cruce de caminos en el que hay que prestar atención. Hay que seguir por el sendero de la izquierda.
El camino desciende en dirección a la Canal Mayor y continúa, más adelante, rodeando la cima de la Peña Montañesa por su cara sur. Después giramos al este para afrontar la subida final por una pedrera con más pendiente. Los últimos metros se hacen duros. En la cima de la Peña Montañesa hay un punto geodésico y una pirámide metálica. La mejor recompensa son las fabulosas vistas del Pirineo aragonés. Descansamos un buen rato en la cima antes de iniciar el retorno por el mismo camino.
Durante el camino no es extraño encontrar algún grupo de sarrios.