Estos días, más allá de la preocupación y el miedo, por esta mujer enferma, por la situación de alarma sanitaria que se ha desatado, hemos sido testigos de un conjunto de episodios concatenados que no hacen más que poner de manifiesto la bajeza personal y profesional de muchos de nosotros. La falta absoluta de humanidad.
Vivimos en una sociedad en la que una gran parte de la cúpula política y empresarial, aquellos que nos dirigen (económica y políticamente) están encausados o en la cárcel. En la que "no es tan grave" que se haya sobornado a representantes con tarjetas de cajas B. A día de hoy, unos trajecitos se ven como una mera anécdota. En la que se disculpan actitudes que son simple y llanamente un fraude porque "hombre, no me vas a decir que estos 200 euros son lo mismo que ser Bárcenas" o "pero si lo hace todo el mundo". Una sociedad en la que el rigor de muchos medios de comunicación me recuerda al rigor de unos carroñeros que se pelean a muerte por dar noticias de muerte y caos. Una sociedad en la que estamos ávidos de "carnaza" y hacemos chistes de todo. Sea lo que sea. Una sociedad en la que los susodichos medios de comunicación sacan en portada a los empleados sanitarios hablando de miedo (que lo hay) y de sus protestas ( que las tienen, y muy razonadas). Pero estos mismos medios en ningún momento elogian la entrega a su trabajo y a los demás que realizan todos los que están a diario al pie del cañón en los hospitales, con o sin ébola, con o sin miedo. A diario. Sólo buscan escándalos. Es lo que vende. Una sociedad en la que la ciudadanía sólo (nos) se preocupa por una una situación de emergencia médica cuando toca nuestras fronteras. Y algunos ni eso, porque ante mi incredulidad, se está demostrando que nuestros gestores no saben hacer su trabajo (véase un ministerio que toma una decisión médica sin tener en cuenta criterios médicos....como ejemplo)Eso, sí, es una sociedad en la que todos somos listísimos. Todos somos expertos en enfermedades infecciosas y tenemos la "obligación" de comunicarlo al mundo, independientemente de la alarma social que ello pueda reportar.Una sociedad en la que un representante político se permite decir de manera chulesca que le "da igual dimitir porque tiene la vida resuelta" o en la que el presidente del gobierno, ante semejante situación de crisis, no se muestra ante los la ciudadanía para dar un mensaje de ¿tranquilidad?. Vaya, que no da la cara.Una sociedad en la que nos echamos a la calle para protestar y pelear por la vida de un perro (que no niego que no tenga necesidad de esa protección) pero se hacen bromas sobre el sacrificio de las personas a las que se trajo a España con la enfermedad.Esta situación, en conjunto, hace que me den ganas de borrarme de la lista. De la lista de personas. Porque yo no soy perfecta, y en esto o en otras cosas hago lo mismo.
Esta mañana me he despertado con la terrible noticia de que la mujer infectada por el ébola estaba muy grave. Nunca lo hubiese pensado. Ilusa de mí, o esperanzada, pensé siempre que se iba a poner bien....y quiero creer que todavía es posible. No hago más que pensar en ella y en su familia. Estas personas que, sin comerlo ni beberlo, han saltado a las portadas de todos los medios nacionales e internacionales. Y es triste, muy triste.Pero más triste aún me pone el que se me haya caído la venda. Esa que me rodeaba los ojos y me hacía creer en la calidad y caridad de las personas. Esa venda que ha resultado ser nada más que eso: una venda. Todo esto me hace pensar en la falta de caridad, solidaridad, o como quieras llamarlo, en la absoluta baja o incluso nula calidad humana que tenemos. ¿Qué tipo de "elementos" somos? Gentuza. Que ante los momentos más dramáticos, en lugar de mostrar nuestra mejor cara, la colaborativa, solidaria, la de esperanza y ayuda, lo único que hacemos es enseñar la porquería que nos llena. Ahí sí somos solidarios: compartimos toda esa mierda con los demás, quieran o no. Incluso nos parece mal y criticamos a aquel que no acepta un poco de la misma.....Asco. Decepción.