Pongamos como ejemplo una persona de 35 años que fuma un paquete de cigarrillos cada día, lo que le supone un gasto de 4 € diarios. En nuestro ejemplo, vamos a suponer que el tabaco no va a subir de precio. Si esta persona dejase de fumar y dedicase esta cantidad al ahorro, el dinero que obtendría al cabo de un año sería:
4 x 365 = 1.460 €
Este dinero puede ser invertido para sacarle alguna rentabilidad. Supongamos que esta persona consigue realizar una inversión mediante la cual obtiene un 2% de rentabilidad real anual (descontando la inflación y los impuestos), lo cual no es nada desorbitado.
En el segundo año de dejar de fumar, esta persona ahorrará nuevamente 1.460 € mientras que lo que había ahorrado el primer año le habrá rentado un 2 %. Al final del segundo año, la cantidad de dinero que tendría sería:
1.460 + 1.460 x (1+2/100) = 2.949,20 €
Siguiendo el mismo razonamiento, al final del tercer año tendría:
1.460 + 2.949,20 x (1+2/100) = 4.468, 14 €
Si continuamos con este cálculo durante 30 años, es decir, cuando esta persona haya cumplido 65, obtendremos que en ese momento la cantidad de dinero que habrá conseguido será de 59.229,40 €, lo cual puede suponerle una buena ayuda para su jubilación.
Como acabamos de ver, el efecto del ahorro y la inversión es bastante importante si se realiza consistentemente a lo largo del tiempo, aunque las cantidades que consigamos ahorrar nos parezcan en un principio insignificantes. Este es un ejemplo de cómo eliminando gastos inútiles podemos ir acumulando cantidades de dinero de cierta importancia, las cuales sí pueden contribuir a mejorar nuestra calidad de vida.
Lógicamente, el dinero que seamos capaces de obtener también dependerá de nuestra habilidad a la hora de realizar las inversiones. Si en vez de un 2 % de rentabilidad real consiguiéramos un 4 %, ¿te imaginas cuánto dinero obtendríamos aplicando los cálculos de nuestro ejemplo? 81.884,01 €. Sorprendido… ¿no?