Hace unos días leía los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y me parecían tan bellos en el papel… sin tan sólo se cumplieran, pensé. Cómo me gustaría que todos aquellos documentos que redactan los miembros de organizaciones luego de juntarse en hermosos salones y compartir grandes banquetes sean algo más que palabras vertidas en un triste papel que nadie nunca lee. Mensaje sin destinario es mensaje vacío. ¿A quién le hablan esas organizaciones? En realidad me molestan esos documentos y me dejan un sinsabor insoportable porque no sé cómo alzar la voz. Quizás sea mi actitud frente a la vida la mejor protesta que puedo realizar, la vida como testimonio. Luego de terminar de leer los Objetivos comencé a pensar en las palabras, esas que siempre me obsesionan. Repasé cada uno de los Objetivos y me detuve en el séptimo que promovía la energía asequible y sostenible para todos. He ahí cuando me surgió la gran duda: ¿Asequible o accesible?… Vaya usted a saber.
Recurrí como siempre a mi amigo DRAE, quien en una oración muy clara suele darme la respuesta que busco. Resulta que accesible significa “de fácil acceso o trato” mientras que asequible significa “que puede conseguirse o alcanzarse”. Desde las acepciones que presenta el diccionario ya podemos distinguir la diferencia que hay entre ambos vocablos y el uso que debiese corresponderle a cada uno, pero nos conviene ahondar más para evitar cualquier tipo de confusión que pueda surgir luego de leer sus significados. El Diccionario prehispánico de dudas nos advierte que accesible “no es sinónimo de asequible, aunque ambas sean voces semánticamente próximas y se confundan frecuentemente en el uso”. Ambos adjetivos provienen del latín, de ahí su proximidad léxica, pero no provienen de la misma raíz y por ello no pueden utilizarse indistintamente. Es decir, para referirse a objetos es conveniente utilizar el vocablo asequible (es un precio asequible) y para referirse a seres afables debe preferirse el vocablo accesible (es una persona accesible = afable).
Luego de este pequeña investigación lingüística me siento más tranquila. Sé que no podré cambiar salvar el mundo del desarrollo, del mentado progreso, pero al menos podré prevenirlo del desconocimiento de las normas de la lengua castellana.