Del año 1977, dirigida por Elliot Silverstein, la película se enmarca dentro de las que salieron a colación del estreno en cines de una de las obras primas más celebradas: El diablo sobre ruedas de Steven Spielberg.
El juego a esconder al misterioso conductor del coche, también es otro de los aciertos de la película. Estamos continuamente despistados ante si sera humano, o vendrá de lo paranormal, y no será hasta el final donde por fin sepamos o intuyamos de quién se trataba.
En definitiva, no es una gran película, pero si que merece un visionado de vez en cuando. Además es una obra de culto, así que no hace falta decir mucho más. La recomiendo.