Las cenas en la terraza son deliciosas, más ahora con buena temperatura, aunque lo mejor, para aprovechar bien todo lo que Asgaya tiene que ofrecernos, es ir a mediodía y dar buena cuenta de platos más contundentes como la lasaña de centolla o las verdinas.
Asgaya significa precisamente eso, "en abundancia", y así encontraremos la esencia de esta región en un restaurante que sorprende por alejarse del convencionalismo de mesones, tabernas y bares con olor a madera y a sidra, pucheros de barro y entorno más tosco (aunque no por ello menos encantador). Llaman sobremanera la atención, además de la archiconocida fabada, los huevos rotos al cabrales. Frescas y con productos de huerta y mar de primera las ensaladas (tomate, pimientos asados y ventresca). Espectacular también la esqueixada de bacalao, un plato quizá más catalán, y para quien vaya con hambre Manolo recomienda encarecidamente un pitu de caleya (pollo de corral) muy especial.
Las cenas en la terraza son deliciosas, más ahora con buena temperatura, aunque lo mejor, para aprovechar bien todo lo que Asgaya tiene que ofrecernos, es ir a mediodía y dar buena cuenta de platos más contundentes como la lasaña de centolla o las verdinas. El calor no será problema porque el interior del local es aún más encantador si cabe. El diseño vanguardista, de inspiración nórdica en maderas, reflejos dorados y negros y paredes a modo de bodega con poderosas referencias, acoge al comensal que acude tanto en grupo como en pareja a disfrutar de un ambiente relajado, un servicio de lujo que no escatima en atenciones y, por supuesto, una cocina digna de aparecer en las mejores guías. Mirando el precio, Asgaya puede suponer darse un pequeño capricho, aunque ni mucho menos elevado. 35 euros en cartera pueden ser suficientes para dar buena cuenta de unos ingredientes seleccionados, de frescura sin igual, manipulados hasta la excelencia por el gran equipo que hay detrás de este proyecto. No lo dejes pasar.
Las cenas en la terraza son deliciosas, más ahora con buena temperatura, aunque lo mejor, para aprovechar bien todo lo que Asgaya tiene que ofrecernos, es ir a mediodía y dar buena cuenta de platos más contundentes como la lasaña de centolla o las verdinas.