Así comienza el primero de los siete relatos de "Amanece en Oviedo" (Turbulencias, 2020). El que firma Gema Fernández y lleva por título "Un hueso de aceituna (Oviedo Serenade)".
"Tal vez no puedas oírlo pero eso que resuena al fondo del silencio es el ira y afloja de la vida. A veces me parece que toda trama se desarrolla al otro lado de la ventana, se repliega, se estira, se agarra a los dinteles, golpea en las bisagras, sacude como un micro-vendaval el polvo que bosteza en los cristales. El esqueleto de los condicionales baila un dulce y seductor boogie-boogie frente a mí, la espectadora inmóvil, la actriz pasiva, la embajadora torpe de la conjetura. Fuera, el futuro cruje como los tendones en un pie reumático. Cruje. Y duele cuando llueve. Mis pájaros emigran sin permiso a un estético paraíso de vidas en suspense, un agujero emocional percutido por la luz de las expectativas, un escaparate ambulante de múltiples posibilidades.
Mis pájaros sin mí."