La fracturación hidráulica o “fracking” tiene el objetivo de liberar gas natural a gran profundidas, este proceso requiere grandes volúmenes de agua, arena y productos químicos que son bombeados bajo tierra.
Esta actividad se ha relacionado además con la contaminación del agua subterránea, la actividad sísmica y otros problemas vinculados a la salud de las personas y el deterioro del medio ambiente.
Durante la Sociedad Sismológica de América, celebrada en Alaska, algunos investigadores sostenían hasta hace unos años que la magnitud de los sismos provocados por el fracking no podían susperar los cinco grados, sin embargo muchos están cambiando de opinión.
La cantidad de aguas residuales tóxicas inyectadas en el suelo parecen proporcionar información acerca de las causas de los sismos, señalan varios expertos, ya que el fracking requiere volúmenes enormes: entre 7 y 18 millones de litros de agua, aproximadamente.