¿Qué harías si cerca de tu aldea hubiera un gaseoducto en el que, echándole un poco de caradura, pudieras tener acceso a un grifo de donde obtener todo el gas natural que quisieras… gratis? Pues eso es lo que sucede actualmente en varias aldeas cercanas a Binzhou, en la provincia de Shandong.
La cosa funciona de la siguiente manera. Un paisano se acerca al gaseoducto y aprovecha un descuido de los trabajadores para acceder a un punto de extracción, abre la llave de purga y llena una bolsa de plástico con gas natural. Pero claro, no es una bolsa de Carrefour lo que llena, no. Se lleva un saco de 6 metros de largo por 1 metro de diámetro, que tarda sólo 4 minutos en llenar. Luego le hace un nudo en la punta de la bolsa y se marcha a casa, caminando tranquilamente.
Pero los hay peores. En algunas aldeas directamente enganchan una tubería desde el gaseoducto hasta sus casas, y luego cada vecino engancha una manguera para su casa. Gas gratis para todos. Pero claro, qué pasa si hay un corte de luz? Pues que alguien decide encender una cerilla y luego pasa lo que pasa. Todo a hacer puñetas en una enorme explosión.
Increíble la imaginación y el valor de estos chinos que se atreven a hacer algo así.