Agresividad, audacia, resistencia, iniciativa, liderazgo, sacrificio y destreza. Estas son las siete cualidades de la valentía con las que el ejército de su graciosa majestad, victorioso en mil batallas, ha definido el concepto "valentía". No me parece ninguna boutade hacer extensiva esta condición a los equipos finalistas de las conferencias Nacional y Americana quienes, superando todo tipo de adversidades, lucharán mañana por la gloria final. Ya no queda margen para el error o la duda. Pudieron ser otros, es cierto, pero son los que están y están los que son. Sin discusión. La post temporada es como "La Larga Marcha" de Stephen King; una competición en la que, a cada paso, alguien cae para no levantarse jamás. En la que, a cada momento, los competidores se ven más cerca de la meta y al sufrimiento se une el dramatismo; donde la gloria y el fracaso dibujan caprichosas circunstancias. Gloria y honor para ellos, señores. Cuatro nombres de honor. Cuatro aspirantes a la gloria. Sin duda, cuatro valientes, con todas sus letras.
NEW YORK JETS vs. PITTSBURGH STEELERS
Domingo, 23 de enero del 2011. Heinz Field de Pittsburgh, 21:00h (hora española)
Los Steelers vuelven a estar en la brecha. ¿Os habíais dado cuenta antes de iniciar los playoffs?. Posiblemente los de Pittsburgh sean, de entre los grandes equipos, los que menos atención mediática atraen durante la temporada regular. Son el equipo hormiga, aquel que, sin grandes partidos, sin meteóricos registros, van avanzando de forma discreta, poco a poco, paso a paso, hasta meterse en la post temporada. Y lo más natural es que cuando uno revisa el breve listado de equipos que pugnarán por el Super Tazón y se topa con su nombre, éste exclame sorprendido: "coño, los Steelers otra vez aquí!". Ben Roethlisberger nunca destacará por sus grandes cifras pero siempre que dirija el ataque, hará que un escalofrío recorra la defensa contraria, os lo garantizo. Rashard Mendenhall jamás competirá contra los Foster, Charles, Turner, Johnson o Jones-Drew, pero será el estilete demoledor con el que perforar sin piedad la zona roja. Por no hablar de las recepciones estratosféricas del alegre Ward, uno de los pocos wide receivers que pueden convertir un pase funesto de Big Ben, en un envío de los dioses. Esa es la mezcla con la que uno de mis entrenadores preferidos, Mike Tomlin, ha construido sus victorias y ha logrado llegar hasta lo más alto de la NFL. No hay secretos en este equipo. Con destacar que uno de los líderes de la formación es su SS, Troy Polamalu -algo renqueante aún de su grave lesión en el talón de Aquiles-, está todo dicho!.
Pero aún así, no es por capricho que los Steelers sigan manteniendo en alto esa denominación, con una defensa impenetrable, segunda en temporada regular -primera contra la carrera pero duodécima frente al pase-. Y su front seven es una amenaza constante para cualquier quarterback que quiera tentar a la suerte reteniendo el ovoide más tiempo de lo aconsejable. Avisado quedas, Mark.
No es posible hablar de los Jets sin antes reconocer una evidencia: Si los de New York superan esta eliminatoria, muchos deberían/deberíamos hacer acto de contrición y empezar a valorar seriamente a este equipo y sus méritos pues, con todos los "peros" que les queramos poner (un entrenador bocazas y un no-quarterback, entre otros), habrán llegado a la Super Bowl dejando en el camino, nada más y nada menos, que a los Colts, Patriots y Steelers. Y eso, caballeros, no está al alcance de muchos equipos; el trecho recorrido hoy, casi de ninguno.
Porque siendo complicado defender a un francotirador como Peyton Manning y siendo difícil protegerse ante la nube de receptores con la que Belichick ha sorprendido este año, Ryan se hará merecedor al premio de HC del año, si es capaz de taponar los gaps que habitualmente abren Johnson, Scott, Kemoeatu, Foster o Adams, consiguiendo detener el juego terrestre. Su mejor defensa pasará por la intercepción y el sack como objetivos principales. Aprovechándose de la debilidad de la línea acerera, los Jets deben saber aprovecharse de uno de los puntos débiles de la línea local: el tiempo extra que Roethlisberger siempre necesita cuando considera el pase largo como primera opción. Si los Jets tienen éxito en sus blitz -los cuales presenciaremos en mucho mayor número que contra Colts o Pats-, podríamos ver como asaltan las dudas al ataque de Pittsburgh y éste acabe por desplomarse. Cuidado en la cobertura neoyorquina, ojito en la secundaria, más aún en jugadas rotas: máxima atención para Cromartie, Revis, Smith y Pool. En ataque solo hay un camino: seguir como hasta ahora. Las posibilidades de clasificación de los Jets crecen exponencialmente si siguen ciñéndose a un plan de juego en el que se combina el ataque terrestre con el aéreo y en el que los bigplays de Mark Sanchez solo aparecen en el tiempo de calentamiento.
En momentos como este se suele apelar a aquello tan manido de que "los ataques ganan partidos, las defensas, campeonatos". La verdad es que no se me ocurre mejor situación para recordar esta cita. Está claro que si de defender se trata, los Steelers tienen más oficio por tradición deportiva. Pero todo eso se va al cuerno si pensamos que, esta temporada -que de hecho, es de lo que se trata-, los Jets fueron el tercer mejor equipo defendiendo, el sexto contra el pase y, atención, el tercero frente a la carrera. Las espadas están, por tanto, en todo lo alto.
GREEN BAY PACKERS vs. CHICAGO BEARS
Lunes, 24 de enero del 2011. Soldier Field de Chicago, 00.30h (hora española)
No habrá festival. Ningún elefante cruzará al galope y haciendo el pino puente, el congelado Soldier Field.Hay demasiada atención centrada en Aaron Rodgers como para que veamos otra de sus exhibiciones, de hecho, sino se modera tanta expectación, incluso puede que ese reclamo vaya en contra del quarterback quesero. Mick McCarthy lo sabe y estoy seguro de que pondrá remedio. Todo el mundo espera que el quarterback de los Packers se saque de la chistera doscientos conejos al tiempo que, con la otra mano, haga desaparecer una paloma. Lo siento pero en la película oficial de esta temporada, aún en el hipotético caso en el que los Packers resulten ser los próximos campeones, no me cuadra un segundo partido en el que, de forma consecutiva, Rodgers corte las dos orejas y el rabo. No me apoyo solo en la intuición, es una evidencia que ante el sistema defensivo de los Bears, Aaron viene lanzando sistemáticamente pases de 10 yardas o menos.
Eso nos dará ocasión, en el lado de Green Bay, de ver si Clay Matthews da el nivel que exhibió durante la regular season o prefiere permanecer oculto entre el follaje. Debemos recordar que la defensiva de los Packers se prepara para placar a Jay Cutler, sabedores que del número y contundencia de esos sacks dependerá gran parte del resultado. Los chicos de McCarthy fueron el quinto equipo en defensa, también contra el pase, pero el decimoctavo protegiéndose de las carreras rivales. Y esa es una debilidad que Matt Forte conoce y que Love no dejará escapar.
Porque, en esas condiciones, tener una defensa que titubea ante el pase no parece tan grave si contra la carrera fueron el segundo mejor equipo de toda la liga. Los Tinoisamoa, Urlacher, Briggs o Peppers disfrutan golpeando al incauto running back que se ponga a su alcance: leen sus movimientos, se abalanzan contra él, impactan tan fuerte como pueden, se levanta dejando en el suelo al dolorido corredor y, ante él, gritan de placer a la vez que se golpean el pecho. Son cazadores natos, depredadores sin control ni medida a los que les han dicho que hagan precisamente lo que más les gusta hacer: cazar running backs. En ataque, los Bears cuentan con un Matt Forte plenamente consciente de que mañana tendrá la oportunidad única -irrepetible es un término demasiado absoluto-, de reverdecer aquellos laureles de su primera temporada como profesional. Es su ocasión para reivindicarse y volver a ocupar un lugar del que ahora parece apeado. Apuesto por él. Con la otra camiseta, James Starks creo que será una víctima del destino, otro de esos valientes a los que me refería al principio, que mueren al primer disparo. La realidad es tan despiadada que te corta la cabeza justo en el momento en el que empiezas a creer que puedes hacer algo grande, que eres alguien, que no te importa cómo llegaste hasta aquí sino hasta donde puedes alcanzar. James, ten en cuenta este vaticinio.
¿Y qué ocurre con Cutler?. Jay tiene un gran talento, pero es un talento descontrolado, poco fiable, caprichoso, basado en la inspiración. Es la gran contradicción que atenaza a algunos finalistas: el éxito en ataque tiene como punto primero la contención de su propio quarterback. Así es que, para un encuentro igualado, deseamos que Cutler se atenga al guión.