Asqueados de tantos privilegios de los políticos españoles

Publicado el 17 junio 2020 por Franky
Se llevan las manos a la cabeza porque VOX pide a los políticos que se sometan a controles antidroga y sus periodistas sometidos dicen que esa propuesta es una locura, pero la de VOX es, probablemente la idea más democrática y razonable en un país que, como España, necesita regenerarse con urgencia. Si llegaran a aprobarse, la implantación en España de controles antidoping y el establecimiento de exigencias y requisitos para los políticos serían las medidas más regeneradoras, decentes y dignas de la política española desde 1978. —- Sin embargo, los partidos han rechazado la propuesta de VOX porque los señores políticos, que son los nuevos caciques y señoritos de España, no quieren ser controlados, ni que nadie les exija nada. Están tan acostumbrados a los privilegios que se niegan a someterse a lo que rige para cualquier ciudadano. En realidad, aunque parezca increíble, a un político español se le exige menos que a un barrendero municipal o a una secretaria. No aceptan que se les pidan títulos, ni conocimientos de idiomas, ni certificados de penales, ni experiencia, ni nada. Para resumir la situación con una frase contundente: un delincuente, en España, con su historial cargado de delitos y condenas, sólo puede aspirar a ser político, la única profesión donde sería admitido sin que su pasado sea un obstáculo.

Voto en Blanco viene pidiendo desde el año 2003 que los políticos sean sometidos a controles antidopaje empleando el argumento de que si esos controles se practican a conductores de vehículos, ciclistas y deportistas en general, deben también practicarse a los políticos porque es mucho más peligroso un político dopado, tomando decisiones que afectan a todo el país, que un ciclista rodando por carretera.

Pero a los políticos españoles nadie les pone trabas ni límites. Son una raza que se ha creído tener sitio entre los semidioses y rechazan todos los controles que la democracia ha establecido como necesarios. En la practica, la democracia española ha sido tan prostituida y castrada que sólo es una tiranía camuflada.

En España se empieza a escuchar y leer algo que los ciudadanos cada día repiten con mas fuerza: "La democracia no sirve ya porque los políticos la han degradado tanto que la han convertido en basura".

En el año 2006, una encuesta realizada en Italia revelaba que uno de cada tres diputados y senadores de ese país se drogaba con frecuencia, lo que hizo necesario que algunos partidos propusieran controles antidopaje para la clase política. Entonces, Voto en Blanco publico el SIGUIENTE ARTÍCULO.

Pero los controles antidroga son sólo una de las múltiples exigencias que España debe introducir en la vida política para evitar que los políticos se nos escapen de las manos y se conviertan en un estamento desestabilizador y nocivo para la nación, como hoy son. Hay que evitar, mediante controles y leyes, que personajes como Zapatero, autor de desastres para la economía española y hoy a punto de ser declarado delincuente por la Justicia de Estados Unidos, lleguen a la presidencia del gobierno. Pero Zapatero no es el único político indeseable que ha alcanzado demasiado poder en España. Por desgracia, hay cientos de alimañas dañinas, de derecha, de izquierda, nacionalistas... causando estragos.

Hay que establecer normas y exigencias para que los políticos españoles dimitan cuando cometen errores graves, como ocurre en el mundo de las democracias. Hay que castigar a los corruptos e impedirles que destrocen la nación y hay que legislar en positivo para que los mejores accedan a la política y ésta deje de ser un corral de libre acceso para mediocres, miserables y hasta delincuentes.

Hay que exigir a los políticos españoles experiencia en la vida laboral y profesional, certificados de buena conducta, solvencia económica, títulos que demuestren su preparación y algunos valores y compromisos, como la decencia, la lealtad, el respeto y la disposición a dimitir cuando se cometen errores graves, entre otros. Esta gente, autoconvertida en una odiosa casta de semidioses sin grandeza, debe aprender que el pueblo les paga y que ellos están obligados a servirle, algo que en el presente desconocen.

España no debería permitir que un descontrolado con ansias desordenadas de poder, como Pablo Iglesias, llegue a vicepresidente del gobierno y menos todavía que, desde ese puesto, espante a las empresas y provoque fugas de capitales que empobrecen y crean desempleo.

La propuesta presentada por VOX de que los políticos se sometan a controles antidopaje es razonable y deseable. Lo que es denigrante e insensato es rechazarla desde la soberbia, la arrogancia y la antidemocracia.

Francisco Rubiales