Aste Nagusia 2010
La sombra de una posible politización de la Aste Nagusia amenaza el desarrollo de las fiestas patronales de Bilbao. La quema de varios contenedores en la madrugada del viernes ha generado la lógica preocupación entre quienes queremos disfrutar de la Aste Nagusia en paz, sin sobresaltos y sin ninguna injerencia política. El conflicto sobre las txoznas, la convocatoria de una manifestación por parte de la izquierda abertzale y el repunte de la kale borroka no invitan precisamente al optimismo, pero aún así tengo confianza en la ciudadanía de Bilbao y en su voluntad de preservar sus fiestas patronales, que han de ser un ejemplo de convivencia y tolerancia. Tenemos el resto de año para la disputa política y sólo por ello debemos abrir un paréntesis de nueve días, que nos permita coger aire fresco para poder hacer frente a la se avecina en el mes de septiembre.
Entiendo que corresponde a la izquierda abertzale hacer pedagogía política en sus filas para sumar adhesiones a su apuesta por las vías exclusivamente pacíficas y democráticas; sus dirigentes deben mover todos los hilos a su alcance y hacer valer su influencia hasta lograr que la violencia callejera desaparezca de nuestros pueblos y ciudades. Considero, igualmente, que no es justo aprovechar el rebrote de la kale borroka para cuestionar el contenido de la ponencia “Zutik Euskal Herria“. Creo en la sinceridad de la izquierda abertzale cuando afirma que estas actuaciones se sitúan “fuera” de su estrategia y me consta que abogan por su desaparición. La violencia callejera también juega en su contra, en la medida en que es utilizada para negar credibilidad y legitimidad a su nueva línea política. Lo dicho: dejemos que la Aste Nagusia sea, como se merece, un remanso de paz y diversión. Las bilbaínas y bilbaínos lo agradeceremos.