De niño me empapaba de los cómics y dibujos animados de Astérix, y tras las pequeña decepción que supusieron las realizadas en carne y hueso, ésta recupera parte del espíritu original. La historia en la que se basa, sin ser de mis favoritas, se ha actualizado a los tiempos que corren añadiendo algunos guiños muy acertados y manteniendo el característico sarcasmo de las viñetas y el imprescindible maltrato a los pobres romanos. A pesar de la escasa variedad de escenarios, y aún notándose el ajustado presupuesto, gracias a sus menos de ochenta minutos de duración y la constante sucesión de acontecimientos, es una película amena y apta para disfrutar en familia.