Hace unos años comentaba la horrible campaña que Renault lanzó en Colombia comparando un coche usado con una mujer divorciada:
Entonces no me gustó, aunque pensé que era propio de otro nivel cultural o social. Pero cuando veo que una marca supuestamente aspiracional y de lujo repite concepto, en una sociedad presuntamente más avanzada, es cuando pienso que algunos anunciantes deberían hacérselo mirar.
La Publicidad me gusta, pero esta no.