Dicen que
Astorga se halla en un cruce de caminos. Fueron dos rutas fundamentales en la Edad Media: el Camino de Santiago y la Vía de la Plata. Dos recorridos diferentes con objetivos distintos.Por el Camino de Santiago se iba hacia el noroeste; se recorría pacientemente; se sufría cada paso lleno de soledad, introspección y silencio.Por la Vía de la Plata circulaban hacia el sur todas aquellas mercancías en especial el oro que se extraía de Las Médulas. Se transportaban a otros territorios de la Península.No podemos olvidar la herencia romana que marcó estas tierras. En Astorga se cruzaban hasta ocho calzadas diferentes. Y así las construyeron, muy inteligentes ellos, ya que imaginaban la situación estratégica de este enclave. Y desde luego, no se equivocaron. Esta villa tendría una gran influencia económica y social durante siglos.Los romanos se fijaron en ella para incorporarla a su territorio astur. Porque desde aquí se distribuía el oro hacia diferentes puntos del Imperio romano. Más tarde los árabes también eligieron Astorgaaunque fuera arrasada varias veces. Un enclave donde se levantó una muralla protectora y donde Almanzor obligó al rey a refugiarse.En el siglo XVII Astorga renació de sus cenizas creándose dos negocios muy importantes para su expansión: el textil artesanal y la elaboración del chocolate.Fue entonces cuando los arrieros gozaron de un gran renombre y condición social convirtiendo Astorga en un influyente punto económico de Castilla.Sin embargo, este sueño dorado se quebró con la llegada del ferrocarril. Casi todo se paralizó. Fue el final del trabajo artesanal lo que les obligó a cambiar de mentalidad.Los arrieros maragatos también las utilizaron para iniciar sus negocios con sus vecinos gallegos y con los propios castellanos. Caminos donde las miradas se cruzaban entre comerciantes, viajeros y peregrinos porque, al fin y al cabo…arrieros somos y en el camino nos encontraremos…Abandonamos la A-6. Nos adentramos unos kilómetros y ya nos parece que el tiempo se detuvo en el cerro de esta hermosa ciudad. Y la verdad, ¡qué maravilla que así lo hiciera!Un reloj del tiempo que parece que discurra más lentamente. Un placer para todos aquellos que disfrutamos de estos pueblos con un encanto especial. Casas blasonadas, callejones típicos, un Ayuntamiento con un reloj muy curioso, una muralla que crea un ambiente medieval, una catedral de dos colores y… ¿un palacio de príncipes y princesas?Ventanasde diferentes formas y tamaños. Algunas pequeñas y que tienen forma redonda, triangular u ovalada. Otras son alargadas y están agrupadas de tres en tres.Uno de los rincones exteriores más bonitos del edificio es el porche exterior que tiene tres arcos. Aquí las formas y la piedra son las encargadas de dar volumen a la fantasía de Gaudí.