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Astrónomos encuentran las ruinas de un antiguo cúmulo estelar al borde de la Vía Láctea

Por Cosmonoticias @Cosmo_Noticias
Astrónomos encuentran las ruinas de un antiguo cúmulo estelar al borde de la Vía Láctea

Ilustración que muestra la ubicación de la corriente estelar C-19 (en naranja, una corriente vertical de estrellas en el lado inferior izquierdo), que se descubrió recientemente en el borde de la Vía Láctea. Crédito: Observatorio Internacional Gemini/NOIRLab/NSF/AURA/J. da Silva/Spaceengine.

Un equipo internacional de investigadores descubrió una corriente de estrellas única orbitando la Vía Láctea. Denominada como C-19, la corriente estelar se encuentra al sur de la espiral de la Vía Láctea y su órbita se extiende a unos 20.000 años luz del centro galáctico, en su máxima aproximación, y a unos 90.000 años luz en su punto más lejano. La corriente estelar se extiende a través de una gran zona del cielo, de unas 30 veces el ancho de la Luna llena, aunque no es visible a simple vista.

Utilizando el telescopio de Gemini Norte –ubicado en Hawai‘i como parte del Observatorio Internacional Gemini, un programa de NOIRLab de NSF y de AURA–, y el espectrógrafo GRACES, el equipo se dio cuenta que C-19 es un remanente de un cúmulo estelar. Además, descubrieron que las estrellas en la corriente poseen una proporción excepcionalmente baja de elementos pesados, o como dicen los astrónomos, poseen baja “metalicidad”. Antes se creía que los cúmulos globulares tenían una metalicidad no inferior al 0,2%, pero C-19 tiene una metalicidad sin precedentes de menos del 0,05%, más baja de lo que se ha observado en cualquier sistema estelar en la Vía Láctea o en sus alrededores.

El descubrimiento de que una corriente de baja metalicidad se originó de un cúmulo globular, tiene implicaciones para la formación de estrellas, cúmulos globulares y galaxias en el universo temprano. La sola existencia de la corriente prueba que los cúmulos globulares y los primeros bloques de construcción de la Vía Láctea, tuvieron que formarse en ambientes de baja metalicidad, antes que las sucesivas generaciones de estrellas suministraran elementos más pesados al universo.

“Se desconocía la existencia de cúmulos globulares con tan pocos elementos pesados. Algunas teorías incluso plantearon la hipótesis de que no podrían formarse en absoluto”, comentó Nicolas Martin del Observatorio Astronómico de Estrasburgo, quien es el líder de la investigación que reportó este descubrimiento. “Otras teorías sugieren que todas estas corrientes habrían desaparecido hace tiempo, lo que hace que este sea un descubrimiento clave para nuestra comprensión sobre la formación de estrellas en el universo temprano”.

Utilizando un algoritmo diseñado especialmente para detectar corrientes estelares, el equipo detectó la existencia de C-19 a partir de los datos de la misión Gaia de la Agencia Espacial Europea (ESA). Las estrellas en C-19 también fueron clasificadas por el estudio Pristine –una investigación para buscar las estrellas con más baja metalicidad en y alrededor de la Vía Láctea, utilizando el Telescopio de Canadá-Francia-Hawaii en Hawai‘i– como lo suficientemente interesante para observaciones de seguimiento. Para identificar el origen de las estrellas que conforman C-19, los astrónomos necesitaron espectros detallados obtenidos por GRACES. El equipo también reunió datos utilizando un espectrógrafo montado en el Gran Telescopio Canarias en La Palma, en las Islas Canarias.

“GRACES proporcionó pistas cruciales que indican que C-19 es un cúmulo globular perturbado y no una típica galaxia enana destrozada”, explicó Kim Venn de la Universidad de Victoria, investigador líder por parte de las observaciones de GRACES. “Ya sabíamos que se trataba de una corriente estelar muy pobre en metales, pero para diferenciarla como un cúmulo globular requeríamos de un detallado análisis de su metalicidad y sus elementos químicos, los que sólo están disponibles con espectros de alta resolución”.

Las observaciones de Gemini sugieren que el cúmulo se tuvo que haber formado a partir de generaciones muy tempranas de estrellas, convirtiendo a C-19 en una destacable reliquia del tiempo, cuando los primeros grupos de estrellas se formaron. Consecuentemente, este descubrimiento mejora nuestra comprensión de la formación de estrellas y cúmulos estelares que surgieron poco tiempo después del Big Bang y provee un laboratorio natural cercano en el que es posible estudiar las estructuras más antiguas de las galaxias.

“Este artefacto de tiempos ancestrales abre una ventana directa y única a las primeras épocas de formación estelar en el Universo”, agregó el coinvestigador Julio Navarro de la Universidad de Victoria. “Si bien los astrónomos pueden observar las galaxias más distantes para estudiar el universo temprano, ahora sabemos que es posible estudiar las estructuras más antiguas en nuestra propia galaxia como fósiles de aquellos tiempos ancestrales”, concluyó.

“Esta colaboración internacional revela nuevos y sorprendentes conocimientos sobre la estructura, evolución y formación de nuestra galaxia”, añadió Martin Still, director del programa Gemini. “Los telescopios de Gemini continúan demostrando avances clave en la comprensión de nuestro cielo nocturno, con respecto a nuestro ecosistema cósmico y a nuestro propio lugar en el universo”.

El artículo “A stellar stream remnant of a globular cluster below the metallicity floor” fue publicado el 5 de enero de 2022 en Nature.

Fuente: NOIRLab


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