Esforzarnos mucho para que las cosas sucedan, hacer nuestros sueños realidad, satisfacer nuestros deseos. Tienes que darlo todo, el dinero no crece en los árboles y no esperarás que te llueva del cielo. El sacrificio y la lucha son valores en alza en nuestra cultura, o en la cultura que se nos ha impuesto, la cultura del go for it, no esperes que las cosas vengan a ti sin luchar, sin sacrificar algo. El que algo quiere algo le cuesta, y lo que no cuesta dinero cuesta trabajo, y mucho. En fin, que el día debería tener treinta horas y yo dormir cuatro horas menos para poder conseguir todo eso que se supone que quiero, o peor, necesito para sentirme completo, satisfecho y en paz. Pero curiosamente, cuanto más esfuerzo, más se aleja la sensación de plenitud, de sentirme segura y a salvo, la tensión y el casancio se acumulan y no queda mucho espacio para el silencio, la quietud, el dulce no hacer nada. De hecho, en nuestra cultura, descansar significa rellenar los huecos de nuestra apretada agenda con esa actividad superflua, frenética y agotadora que llamamos ocio.
¿Quieres sacrificar algo? Apila en el altar de este bendito silencio todos tus juicios y prejuicios, tus quejas y críticas, tus indispensables opiniones acerca de esto y de lo otro, tu profundo anilisis del clima político y la macroeconomía, y métele fuego a todo esto, deja que arda hasta que se reduzca a cenizas. Y de estas cenizas, como Ave Fénix, contempla el espíritu ilimitado que Eres alzándose y desplegando las alas de tu gloriosa existencia. Ya eres pleno, sano. Ya estás a salvo, por derecho propio, abundante y completa, dichosa y radiante como el sol de mediodía. Ya Eres todo lo que quieres ser significa dejar de buscar, permitir que las cosas, todas las cosas, sin juzgarlas como buenas o malas, vengan a ti y acogerlas y atenderlas como regalos, como lecciones valiosas, como fuentes de amor y de gracia. Nada de lo que ocurre en tu vida, aunque venga en forma de profundos desafíos, por muy cruda que se ponga la cosa, jamás, se te está pidiendo que seas algo que no eres, o que entregues algo que no tengas ya, siempre está en tus manos responder a la Realidad desde tu centro de quietud y silencio, dejar que las acciones y las respuestas a lo que acontece, fuera o dentro, vengan de dicha quietud y de dicho silencio. Reconoce esto, no eres muy bueno controlando tu vida. Y si crees ahora, leyendo esto, que si tienes control sobre las cosas que te pasan, dedica el resto del día a preguntarte a intervalos de una hora ¿tengo control sobre la vida? Quizá las respuestas varíen cada hora. En algún momento dirás, Por supesto que controlo mi vida, soy el capitán de mi barco, y quizá la hora siguiente un grito de impotencia y frustación resuene en tu interior, Hostias, ¿cómo me puede estar pasando esto? No lo entiendo, parecia un negocio seguro, o, Ella parecía sincera cuando decía que amaba, y así cada hora tu respuesta variará y al final del día, cuando llegue la hora de ir a la cama, tal vez te apetezca aquietarte un momento y rendirte a la evidencia de que no tenemos ningún control, más que durante un breve y engañoso espacio de tiempo, y al costo de un gran sufrimiento, sobre las personas y cosas que no rodean. Sé el cambio que quieres ver en el mundo, como dijo aquella Alma Grande. Ejerce el poder que tienes, no el de cambiar las cosas, sino el de cambiarte a ti misma, el poder de estar presente y actuar desde el estado de presencia, esfuérzate en esto. Con ardor.
No estamos diciendo que no debamos querer mejorar la realidad que nos rodea, o quedarnos meditando todo el día esperando que las cosas se solucionen solas. Sostenemos que no puede haber un cambio sustancial y sostinible en las formas externas sin un profundo y sostenido cambio interior. Vayan a ver a Byron Katie, entrando en las cárceles de Estados Unidos a recordarles a asesinos y violadores su propia inocencia, a Marshall Rosenberg transmitiendo su Comunicación No Violenta a grupos de palestinos e israelíes, consiguiendo que éstos acaben abrazados en el perdón mutuo, o al mismo Dalai Lama, tratando con politicos, mandatarios y economista, y díganme si estas personas parecen estar luchando, sacrificando algo, o más bien se parecen más a las mansas vacas, o a las montañas, las nuevas flores de la conciencia humana transformando el mundo guiados por un Amor Incondicional.
Practica Yoga. Deja de-forzar-la-cosa.
Om
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