(De la crónica del día con los Merluzos en acción)—Buenas.—Buenas.—¿Cómo está?—¡Pues anda que usted!—¡Vaya! No lo imaginaba tan suspicioso.—Bromeaba. Como el chiste. —Ah, ya.—Pero vaya palabro que se ha inventado. —¿Quién, yo?—Eso de suspicioso… —¿Qué le pasa?—Querrá decir suspicaz, ¿no?—¡Bromeaba también!—Ja, ja, somos incorregibles.—Hay que andar listos.—Y estar a la que salta.—Oiga, usted…—Diga: mis pabellones están abiertos.—… usted es gallego, ¿verdad?—No exactamente, pero para el caso...—¿Qué caso?—Ah, eso usted sabrá. Como pregunta…—Era por lo de la jueza de…—¿La de Marbella?—Si, ya veo que está al tanto.—Y tanto.—Hay que ser muy bruto. O sea, bruta…—¡Ya le digo!—… para despreciar de eso modo a la Galicia profunda.—Más que nada “inorancia”, falta de “concetos”…—Jaja, ¡qué bromista!—Menos mal que me capta la ironía.—Se la capto y se las “cato”, amigo.—¡Muy bueno, muy bueno!—Sabe qué es lo más atinado que he oído sobre eso…—Aún no, pero falta poco. ¡Ah que sí!—¡Sí! Me lo dijo un primo. Gallego, claro. —¿Y profundo? —¡Ya le vale! Pero sí, de Esgos, en Ourense.—Ah, Esgos, donde el mosteiro de Rocas y tal.—¡Eco! Xa vexo que sabe.—Conozco la zona. La Ribeira Sacra.—¡Ahí mismo! Pues…—¿Qué dijo su primo?—A eso iba. Si no le importa, se lo diré en gallego.—Claro: versión original.—Unha xuiza sen xuizo.—¡Bien visto!—Bueno, él lo dijo en castrapo.—¿Castrapo?—Si, el gallego mixturado con castellano que aún se habla en muchos lugares de la Galicia fronteriza.—Ah, ¿y cómo lo dijo?—Unha xueza sin xuicio.—Bueno, no hay tanta diferencia. —Las lenguas, que viven y se contagian.—Hay que procurar hablar bien.—Y entenderse.—Sí, eso es vital.—Aún añadió algo más.—¿Su primo?—Sí, le dedicó otra frase.—A la jueza marbellí.—Ahí, ahí.—Diga.—«Esa muller debe ter auga nos miolos», dijo.—Ahí me pilla… —Viene a ser algo así como tener serrín en la mollera.—Bien mirado, también.—¿También qué?—Que también bien visto.—En qué quedamos; ¿bien mirado o bien visto?—¡Oiga!—Le estaba vacilando. No se me amohíne.—No si ya.—Tiene su gracia.—Pues a mí lo que más me ha gustado…—¡Diga, diga!—Ha sido un grafiti que he visto en la calle, no lejos de aquí.—¿Y?—Esto: «Para Galicia Profunda la que estuvo durante cuarenta años en El Pardo».—Bien tirado. —Ya lo creo.—Hace juego con aquello que antes se decía.—Se refiere a lo de un fresco…—… venido del Norte…—(ambos) … se ha instalado en el centro del país.—Buena retranca.—Coña marinera.—De aquellos polvos…—¡Estos engendros!—Pues no se hable más.—Eso mismo.—Buenas tardes—Boas noites.—¡Adiós!—¡Condiós!(LUN, 945 ~ «El retorno de los Merluzos») Dibujo de Castelao, de «Cousas da vida», 1922-1924. © Fundación Galicia, A Coruña, 2021.