Manifestación del Orgullo espontánea en Oslo.
El pasado mes de febrero, los políticos noruegos condenaban la retransmisión en directo de la audiencia por la libertad condicional de Anders Breivik, el terrorista noruego responsable de la muerte de 77 personas en el atentado más grave de la historia de Noruega, ocurrido el 22 de julio de 2011. El pasado mes febrero, en el gimnasio de la prisión en la que Anders Breivik cumple los 21 años de condena que recibió en 2012, se celebraba una audiencia a la que tiene derecho por cumplir diez años en la cárcel, para tratar de convencer a un juez de que ya no es un peligro para la sociedad y merece la libertad condicional. Casi nadie en Noruega creía que Breivik, responsable del coche bomba que destrozó los edificios ministeriales y de la matanza que posteriormente perpetró en la isla de Utøya en el mayor atentado que ha sufrido el país, pudiera llegar a conseguir esta libertad condicional ahora ni en los años posteriores en los que puede solicitar audiencias de este tipo. Por eso hay quienes piensan que esta presentación pública le sirvió solo como excusa para transmitir sus ideas nacionalsocialistas, que según él ya no están marcadas por la violencia. Y de ahí proviene la polémica protagonizada por miembros destacados de la política noruega en relación con la retransmisión en directo de la audiencia por parte de medios de comunicación como Dagbladet o el canal de televisión TV2. Otros medios como VG optaron por retransmitirla eliminando el sonido cuando Anders Breivik tomaba la palabra.
El discurso del terrorista de extrema derecha no ha cambiado desde hace años, no ha mostrado arrepentimiento por los atentados y ha seguido escribiendo y estudiando en prisión, aunque sin acceso a internet. Incluso se presentó en la audiencia del pasado mes de febrero haciendo el saludo nazi y con una denuncia del "genocidio contra las naciones blancas". Fue durante 13 años simpatizante del Partido del Progreso (FrP) que representa el sentimiento nacionalista y populista de Noruega, aunque se sintió decepcionado por la debilidad de sus discursos. En las elecciones municipales de 2011, después de los atentados, el Partido del Progreso redujo a la mitad sus representantes, pero solo dos años después se convirtió en un socio indispensable del Partido Conservador (Høyre) que arrebató el gobierno del país al Partido Laborista (Ap) que fue el principal objetivo de los atentados cometidos por Anders Breivik. En el artículo Anders Behring Breivik y FrP (Dagsavisen, 17/10/2018), el periodista Hans Ebbing comentaba que "ni en el período comprendido entre el 22 de julio de 2011 y la victoria electoral de 2013 la prensa libre mostró interés en si podría haber una superposición parcial entre los pensamientos de Anders Behring Breivik y Frp. El terror y la ideología detrás de él fueron encapsulados para que no interrumpiera la larga campaña electoral de 2013".
Anders Breivik "arrepentido" © AFP
Incluso sentó muy mal en los círculos políticos noruegos un artículo escrito por el sociólogo de la Universidad de Bergen Alf Gunvald Nilsen bajo el título El inquietante bandazo hacia la derecha de Noruega, (The Guardian, 10/09/2013) en el que afirmaba que era "inquietante que un partido político cuya ideología está marcada por una ferviente agenda antiinmigración sea capaz de hacer tales avances poco más de dos años después de que el neofascista Anders Breivik llevara a cabo sus atroces ataques terroristas". Es un artículo que incide en el mayor problema que ha tenido Noruega en la cicatrización de la herida emocional que sufrió con el ataque terrorista, y que parece haber resurgido este año en las protestas de políticos como Raymond Johansen (Ap), gobernador de Oslo, cuando afirmaba en su cuenta de Facebook que es "aterrador que Dagbladet haga una retransmisión en directo de la audiencia en la prisión de Skien. Esto es peligroso. Los neonazis locos tienen a esta persona como modelo a seguir. (...) ¿Cuánto acceso le vamos a dar a este asesino fascista?". En su artículo, Alf Gunvald Nilsen afirmaba: "Las acciones y la ideología de Breivik se patologizaron rápidamente y se convirtieron en una aberración; de hecho, los procedimientos judiciales en su contra fueron notables por su cuidadosa evitación de preguntas relacionadas con el contexto más amplio en el que Breivik había florecido". El peligro que plantean algunos políticos es el del contagio de las ideas de Breivik a sectores de la población noruega o internacional que puedan provocar actos violentos. Brenton Tarrant, uno de los asesinos que disparó en una mezquita de la localidad australiana de Christchurch en marzo de 2019, causando 49 muertos, afirmó que se había inspirado en Anders Breivik para cometer este acto terrorista antimusulmán. Algunos meses después, en agosto de 2019, el noruego Philip Manshaus quiso imitar a Brenton Torrant transmitiendo en vivo a través de Facebook un ataque terrorista que pretendía perpetrar en la mezquita de Bærum, cerca de Oslo. La única víctima de este ataque fue la hermana de Manshaus, a la que asesinó en su casa antes de dirigirse a la mezquita. La serie documental Philips vei til terror (NRK, 2021), reflexiona sobre qué había fallado en la sociedad noruega, y especialmente en la PST (Servicio de Seguridad Policial), el organismo encargado de vigilar las posibles acciones terroristas, para no haber podido evitar la radicalización de un joven al que ya sus amigos veían actitudes racistas y peligrosas, incluso alertando a la PST.
Philips vei til terror (NRK, 2021)
Las ideas sobre la islamización de Occidente son compartidas por algunos de los terroristas que han cometido los actos más violentos en Noruega, y precisamente cuando el FrP ha lanzado propuestas más extremistas es cuando ha conseguido un mayor número de votos. El periodista noruego Aslak Sira Myhre hacía un disección del resultado del juicio contra Anders Breivik en el artículo Ahora Noruega debe preguntarse cómo creó un asesino (The Guardian, 24/08/2012): "Si Breivik hubiera sido de Afganistán, Irak o Nigeria, nos habríamos preguntado qué era lo que lo había convertido en terrorista dentro de estos países y culturas. Pero durante este juicio, muy pocos han preguntado si hay algo dentro de Noruega y su clase alta blanca que produjo a Breivik. Noruega tiene una imagen de sí misma como un lugar sin maldad. Esta es la razón por la que ha sido tan difícil hacer frente a los aspectos políticos del terror de Breivik. La culpa se ha desviado a la psicología de un individuo, a la policía y, al final, al gobierno noruego, pero aparentemente menos a la ola política de la que se alimentan las ideas de Breivik." Por entonces, algunos de los periódicos más destacados de Noruega, como VG o Aftenposten (que pertenecen al mismo grupo editorial), pedían la renuncia del primer ministro laborista, y algunos meses más tarde, el Partido Conservador (Høyre) abrazaba como socio de gobierno al Partido del Progreso (FrP) con el que Anders Breivik compartió sus ideas de extrema derecha. Leyendo este análisis al mismo tiempo que se leen las declaraciones de la policía en torno al ataque terrorista del 24 de junio, da la impresión de que se ha aprendido poco. Se afirma que el atacante que disparó indiscriminadamente provocando dos muertos, diez heridos graves y once leves, es un hombre de 42 años ciudadano noruego, aunque se puntualiza que de origen iraní, lo que nos hace reflexionar sobre las palabras de Aslak Sira Myhre que mencionábamos antes. Zeniar Matapour llegó a Noruega como refugiado cuando era un niño, por lo que su educación y crecimiento se ha producido dentro de la sociedad noruega, aunque desde los 19 años ha tenido problemas con la policía y desde 2015 se le vincula como simpatizante del Estado Islámico. Su radicalismo ha ido creciendo y, según PST, en mayo de este año le tomaron declaración junto a un conocido líder islamista, Arfan Bhatti, en relación con una manifestación de Stop the Islamization of Norway (SIAN) en el mes de abril, una organización de extrema derecha que suele quemar el Corán en sus actividades públicas. Zeniar Matapour fue detenido entonces por portar un cuchillo en contra de los manifestantes. Pero no encontraron indicios para pensar que pudiera protagonizar algún acto de violencia extrema, un error que ya ha sido reconocido por el jefe del PST, Roger Berg. La policía trabaja especialmente en esta hipótesis islamista, pero el abogado del detenido ha declarado que no existen pruebas de que ésta fuera la motivación del atentado. La idea de la integración y de la solidaridad está, como afirmaba Aslak Sira Myhre, muy impregnada en la visión que Noruega tiene de sí misma, y quizás esto le impide afrontar una problemática sobre los extremismos y el racismo que está más claramente expuesta en otros países nórdicos como Dinamarca o Suecia. El libro más vendido de 2021 en Noruega fue Min Skyld (Mi culpa) (2021, Cappelem Damm), una autobiografía del abogado Abid Raja, que fue Ministro de Cultura durante el anterior gobierno conservador de Erna Soldberg, aunque él milita en el Venstre (V). Raja representa el ideal de integración a la que Noruega aspira, nacido en Oslo de padres paquistaníes, sufrió violencia doméstica durante su niñez hasta que los servicios sociales noruegos le apartaron de su familia a los quince años y vivió en una casa de acogida en la que se introdujo en las drogas. Después de ver a Kevin Costner en la película JFK: Caso abierto (Oliver Stone, 1991), decidió que quería ser abogado, y comenzó una carrera exitosa que le llevó hasta el gobierno. En los últimos meses ha protagonizado un debate público sobre la identidad noruega de los ciudadanos multiculturales con el periodista Ahmed Fawad Ashraf, del periódico Avisa Oslo, en el que éste planteaba una renuncia a representarse como noruego en una sociedad en la que el color de su piel establece límites sobre su identidad, a raíz de una anécdota con un policía del aeropuerto de Oslo que bromeó sobre su pasaporte noruego.
Omgitt av fiender (Viaplay, 2022)
Sin embargo, no está claro si la prohibición de estas organizaciones consigue su objetivo, o provoca una mayor radicalización de sus miembros. El profesor de la Universidad de Gotemburgo, Christer Mattsson, afirma en la serie que "La cuestión es que las organizaciones existen porque las personas tienen estos pensamientos. La gente no empieza a pensar así porque existan estas organizaciones". En la serie Omgitt av fiender los líderes de las organizaciones extremistas transmiten cierta comodidad en esa condición de víctimas en las que sus propias actividades les han convertido. En Dinamarca, Rasmus Paludan, cabecilla del partido anti-islámico Stram Kurs que en las últimas elecciones consiguió el 1,8% de los votos, y estuvo a punto de tener un diputado en el Parlamento, se hizo popular por los actos públicos en los que prendía fuego al Corán, lo que provocó amenazas de muerte, y actualmente vive rodeado de guardaespaldas y con medidas de seguridad estrictas. Pero esta situación de peligro refuerza sus convicciones y su argumentación sobre la invasión musulmana de Europa, aunque ésta se base en una cuestión de "matemáticas": "Los musulmanes en Dinamarca, Suecia, Alemania y otros países europeos tienen muchos más hijos y los tienen más jóvenes.", afirma Rasmus Paludan. "No hay que ser un experto en matemáticas para saber que serán mayoría". Esta teoría, que no tiene en cuenta aspectos culturales ni de integración, ha conseguido incorporarse a la percepción de los ciudadanos europeos, aunque no tenga un fundamento real. En el libro La búsqueda de Europa: Visiones en contraste (2016, Ed. OpenMind BBVA), el profesor de la Universidad de Lovaina (Bélgica), Bichara Khader, escribe: "Según una encuesta realizada en 2014 por el Social Research Institute, los franceses creyeron que el porcentaje de musulmanes en Francia era un 31%, cuando la proporción real no supera el 6%. En Alemania, estas cifras son respectivamente del 19% frente al 4%".
Stram Kurs aumentó su popularidad en 2019, después de un incidente que se produjo cuando Rasmus Paludan realizó un acto público en Blågårds Plads en Copenhague, en el que lanzaba el Corán al aire. Una actividad provocativa realizada en uno de los barrios con mayor presencia de emigración musulmana, y que acabó con disturbios durante varios días, pero también consiguió para Stram Kurs el suficiente número de firmas para poder presentarse a las elecciones generales. Con tan solo 63.000 votos no consiguió ningún escaño en el Parlamento, que preside la Primera Ministra socialdemócrata Mette Frederiksen, cuyas políticas antiinmigración también han sido muy cuestionadas. La mayor parte de estos movimientos de extrema derecha no tienen demasiado apoyo cuando se trata de participar en las elecciones, por lo que han adoptado en el último año el discurso de la conspiración en torno a la epidemia del coronavirus, principalmente como un instrumento para ganar seguidores. En las manifestaciones antivacunas que se celebraron en Noruega durante 2021 participaron tanto los líderes de la organización minoritaria SIAN como del partido nacionalista Alianza Alternativa por Noruega, que en las elecciones de 2021 consiguió solamente 2.489 votos. La pandemia se ha convertido en un caldo de cultivo para que la extrema derecha nacionalista y xenófoba adopte las teorías de la conspiración como un nuevo argumento que les ayude a captar apoyos.Una de las supervivientes de la masacre provocada por Anders Breivik en la isla de Utøya, entre los jóvenes que participaban en un encuentro del Partido Laborista (Ap), que en las últimas elecciones generales ha recuperado el gobierno, comenta en la serie que Noruega sigue viviendo en su particular burbuja, sin asumir del todo que el peligro no está solo fuera de sus fronteras, sino principalmente dentro de ellas, y que los causantes de la violencia no son extranjeros, sino ciudadanos noruegos: "El ataque terrorista se describe como accidental, como si hubiera sido un desastre natural.", afirma Eirin Kjær. "Pero el odio existe. Debemos decidir si dejarlo crecer en nuestra sociedad. No hemos cumplido nuestra promesa de luchar contra él".Todo lo que amas se estrena el 28 de junio en Filmin.