Anda el patio revuelto con los comelechugas wannabe, como si estos fueran extras de una película de Eisenstein. Y entre las filas del ejército de Austria-Hungría tres cuartos de lo mismo, con "recomendaciones" a Rajoy sobre qué tipo de clazoncillos debe ponerse. El refrán "consejos vendo que para mí no tengo" sería perfectamente achacable para medios como El Mundo en este caso o para esos otros medios en los que estáis pensando.
Pues ni una cosa ni la otra. Desde mi punto de vista, que es el punto de vista del finis terrae occidental, del lugar físico y mental al que nunca lograron llegar la morisma, Genghis Khan, los otomanos ni el radiocasette, la peñita está errando el tiro. Ni los comelechugas que tienen fe yihadista en que la riqueza del mundo es limitada, ni los austrohúngaros obsolescentes que se creen bendecidos por Dios para dominar Trono y Altar tendrían que ser ahora objeto de análisis. Es el PSOE el que hoy se las ve y se las desea para sobrevivir en un mundo que los ha declarado hostis humani generis.
Veamos. Por un lado tenemos al vendedor de trajes del Corteinglés poniendo caritas que amilanan a las señoras mayores. La crisis de liderazgo de ese partido lleva años metastatizando y la actual moda del fundamentalismo democrático sólo empeora la condición del paciente. Que una indocta como la presidenta andaluza pueda ser presentada como una opción válida para liderar el principal partido de oposición de España es como para coger las maletas y subirse al primer vapor con dirección a Las Molucas. En condiciones normales, cualquier estructura organizada puede permitirse que a la cabeza se siente un completo idiota. Pasa en las grandes corporaciones e incluso pasó con la Monarquía Hispánica algunos años. Si los cuadros intermedios funcionan debidamente, la estructura prospera o al menos no entra en crisis. Este no es el caso del PSOE.
Compruebo con hastío que en los análisis post-electorales de las últimas elecciones no se tuvo en cuenta el contexto de las elecciones anteriores. Hay gente que supongo que no es de ciencias que se dedica a hacer gráficas y a evidenciar que la caída en votos del PP fue superior a la del PSOE. Yo insisto con lo mío: el PP salía dopado de casa y el PSOE no encuentra su suelo. Los dos se han llevado bofetadas monumentales pero a uno le dolió más que a otro. Mi punto es que le dolió más al PSOE por la sencilla razón de que tienen un mundo construido en el que ellos son la alternativa al PP. Pues ya no son alternativa: están sudando para entrar en puestos de UEFA.
La última votante del PSOE.
A esto le unimos lo del partido neocomunista de sindicalistas obsoletos, jipis amedrentados por un mundo que no comprenden y seguidores del chamanismo sin gluten. Pablemos se lo juega todo en las elecciones generales por eso en las locales sólo se ha preocupado de dejar sembrada su mierdita por patios y casas. El partido de los flipados. El flipping party.—Ahora que soy concejal voy a establecer los días de diez horas, voy a prohibir el hambre en el mundo y voy a obligar a que todo sea fácil y rápìdo. ¡Se hará lo que yo diga!
A mí estos no dejan de recordarme aquella anécdota de un viejo marxista que daba una conferencia en una universidad inglesa y le salta un mozalbete del público acusándole de haber dejado de lado la revolución y de haberse aburguesado. El profesor lo que le dijo al chaval fue "usted será un dentista". Pues eso. ¿De verdad creéis que un puñado de sindicalistas barrigudos, nacionalistas revenidos y tarados hipermodernos van a organizar la Revolución de octubre? A todo lo más tardarán un par de años en abrirse las cicatrices mal curadas con las que Pablemos organizó su banda de pirados. Es que claro, igual por el sur y el oriente la cosa la véis de forma distinta, lo que es aquí, la mitad de los pablémicos trogloditas son revenidos del BNG. Sin ir más lejos, el que quieren poner de alcalde en La Coruña creo que se llama "Player 1". Y el BNG ya sabemos dónde se quedó.
Esto, pero con Pablemos.
Cosa distinta ocurre en aquellos lugares donde la situación de partida es anómala. En Cataluña, Vascongadas y el Reino de Navarra existe una situación de anormalidad democrática que propicia que la mugre sea más dificil de quitar. Desde luego que el PP no está ayudando en nada: su debilidad en la defensa del Estado de Derecho y su perfil bajo frente a los nazis proetarras consiguen que la gente de bien no tenga una vara a la que agarrarse.Pero volviendo al PSOE, que cuatro soplagaitas (porque son cuatro y el de la trompeta, con dos millones de votos no van a ningún lado) les miren de tú a tú y el propio PSOE comulgue con lo que le dicen es alucinante. Allá ellos, yo no soy de los que piensan que debe existir un PSOE para la alternancia, si la gente quiere repartir su voto, que lo haga. Lo del reparto del voto me lleva a otro lado.
Ciudadanos. Todo el mundo daba por hecho que el pacto entre PP y Ciudadanos era un pacto natual frente al pacto entre los flipados y el PSOE. Aquí lo analizamos todo en función de bloques. A los españoles nos pirran el vino, el fútbol y las trincheras, eso es así. Por eso somos el único país que ha experimentado con todos los sistemas políticos del siglo XX, con gran coste material y humano, y aquí seguimos. Pues bien, lo del "pacto natual" entre PP y Ciudadanos es una ideaca de tertuliano un tanto barata ¿no creéis? En la aproximación que tiene Ciudadanos a la función pública su parecido con el PP no es mayor que con el PSOE. A mí me sorprenderían menos los pactos entre PSOE y Ciudadanos, que queréis que os diga (realmente el pacto que menos me sorprendería de todos sería el de PP y PSOE pero en el PSOE triunfa —de momento— la idea del cordón sanitario contra el PP). Y esto me lleva a otro tema.
El PP.
Una ley de la política española es que el PP no puede pactar con nadie demasiado gordito. Sus pactos se limitan a pequeños partidos de trabajadores del campo jubilados y empresarios de las tragaperras con apellidos de rancio abolengo. En el ofrecimiento que algunos barones austrohúngaros como Bauzá Von Ludendorff o Esperanza Sisí Emperatriz (a vosotros estos chistes no os hacen gracia, pero yo me estoy partiendo la caja) le hacen a Ciudadanos se repite una vieja historia de la derecha política española: cuando la CEDA le dejó el gobierno a Lerroux. Se diría que el PP no quiere ser el PP. La derecha en España se niega a ser la derecha. ¿Hasta dónde tiene que ceder ese partido para que le dejen gobernar? ¿A cuántos está dispuesto a vender su caído culo?El problema del PP no es solo de actitud, también lo es de aptitud. En mi ciudad una de las promesas de campaña fue construir una "Casa del Emprendedor". Es que es como para tirarlos en mitad del océano. "Casa del Emprendedor" ¡tócate! Si es ese tipo de chorradas lo que quieren hacer, mejor nos quedamos con el pablémico original y mientras tanto nos reímos de sus chorradas, seguros de que cuanto más tiempo pasen los flipados en el poder, con más fuerza surgirá una sana reacción de oposición.