Ateísmo, revolución, poder y abdicación de principios

Publicado el 22 julio 2021 por Solitarios Invisibles @belzinvisible

El ateo Bakunin, que no creía incluso en si mismo, filósofo más que anarquista y revolucionario, tuvo en su madurez y fallecimiento a los 62 años, una visión desesperada de impotencia corrosiva y malhumorada, peor que la demostrada por el romano Errico Gaetano María Malatesta, por darse cuenta, en ambos casos, que no podían influir lo suficiente para que los aprendices del adoctrinamiento anarquista, llegasen únicamente a arañar los sistemas instaurados, sin recurrir a socavar los cimientos haciendo daño e improvisando la persecución y el terror, que podrían influir las masas en lo que pudimos ver como un preludio en el film "Novecento".

La clase opresora, descendiente y sumisa colaboradora de cualquier realeza, se convierte en la hidra de las mil cabezas sin necesitar a la coronada, cuando una espada le corta la respiración al monarca, dejando al pairo democrático la elección de los representantes del pueblo, por lo que no requiere revolución alguna, cuando el objetivo queda cortado desde la raíz hasta los genitales de quienes protegían la siembra recaudando impuestos y dictando normas tan asiduamente que necesitaron un "BOE" (Boletín o boletón Oficial del Estado) para ir recogiendo obligaciones a seguir, so pena de cuantiosas penalizaciones, en otros casos indemnizaciones, a satisfacer por la clase modesta principalmente que poco entiende de declaraciones de renta.

" Donde hay libertad, no hay estado. El derecho a la libertad, sin los medios para lograrlo, no es más que un fantasma . Y amamos demasiado la libertad para estar satisfechos con su fantasma . Queremos la realidad " - Bakunin

El poder corrompe y así lo entienden y disfrutan la mayoría de una clase política anónima y prestada a la sociedad, que sigue las reglas y determinaciones de un presidente o secretario general del partido, por lo que de nada sirve la libre opinión y el voto personal positivo o negativo a una digna o sospechosa propuesta, que podría satisfacer personalmente lo que podrían denominarse contradicciones, creyéndose el insatisfecho de doble moralina que asiente como cuál borrego que en su mente prevalece un rasgo de inquietud que algún día liberará rechazando esa "autarquía invisible", para dejar de importar las decisiones arbitrarias del líder piramidal que dirige con su pequeño consenso a los demás como un rebaño hacía el corral.

Decía Bakunin que la clase oprimida tenía armas pacíficas como las huelgas y las manifestaciones, pero lo que no añadía, por hallarse en un pasado que no existe, que las rebeliones están hoy controladas, pactadas y vendidas al mejor postor por los cabezas sindicalistas y otros brillantes con eco popular, muchos de ellos propicios aspirantes a la guillotina, que es el principio entendible como el claro inició de lo que representa actualmente un "lobby", quedando por tanto desprotegido el carácter organizativo de una catapulta física, a la que le faltan piedras para ser lanzadas a las cristaleras de aquellos que no atienden ni oyen las justas demandas que en otras posiciones también para ellos hubiesen querido obtener.

La clase opresora, seguiría añadiendo el célebre anarquista de intenciones, es numéricamente mucho más pequeña, sin embargo, es consciente de su papel y mantiene su ascendencia actuando de manera decidida, concertada y unida, algo que no sucede cuando las reivindicaciones se modulan con el concurso de un conglomerado de "pensadores de ocasión" compuesto por intelectuales, obreros, trabajadores del menudo, amas de casa, ancianos y muchos ignorantes, vagos y maleantes, que es de lo que se nutren muchos grupos que hoy ocupan con difícil armonía gobiernos, diputaciones y ayuntamientos principalmente, por corresponder éstos un nicho de mercado político repleto de cavernícolas, que jamás han arriesgado patrimonio alguno, y mucho menos cuando lo están silenciosamente constituyendo a escondidas gracias a las corruptelas lanzadas por esa clase dominante capitalista que les pone una boina en la cabeza, una gorra o un sombrero, también de copa cuando entran algunos privilegiados por las puertas giratorias.

Es entonces cuando los oligarcas, los intermediarios, los funcionarios, asesores, y secretarios de políticos de medio pelo, los cabecillas y los esquiroles se ponen de acuerdo para utilizar la katana afilada y humillante de los edictos ley, que cercena las ilusiones de las masas sociales por desear un mundo mejor, dejando en ridículo cualquier algarabía o protesta, pues los "señalados" y registrados con sus huellas dactilares, han empezado por no pedir autorización oficial al delegado o subdelegado gubernamental, no se han avisado con tiempo a los medios de comunicación, manipulados desde que se contrajo la seriedad del estado de derecho, y lo más importante no se ha pagado el impuesto sobre el valor añadido de la fianza que hay que depositar por si hay que pedir responsabilidades penales o por actos vandálicos y otras difamaciones incívicas, a satisfacer dentro de un régimen de compensación civil subsidiario. Es ironía, pero en el fondo se acerca a la más pura realidad.

Y es qué todo es un cuento Bakunin, salvo cuando encañonaron a Malatesta después de un acto aplazado por falta de concentración, y él con total resignación y valentía dirigiéndose al sicario le desarmó, acercando un cigarrillo a sus labios y con mirada serena y fija le pidió "fuego por favor", lo que viene a teorizar que en momentos de riesgo un simple movimiento de valor sirve para defenderse y salir de una comprometida situación, lo que hoy no deja de ser una utopía cuando constantemente te recuerdan que no estás en disposición de arengar a nadie sin autorización expresa, porque te crujen la vida, y ni tan siquiera eres digno de mención, pues nadie lee y si estás en las redes sociales con el embadurnándote la cabeza de simplezas, comprobarás que los "arrogantes y enfermizos"" Bakunin y Malatesta y muchos otros, podrían ser pasto de los "emoticonos", para que todo siga igual de gracioso, que no lo es.