Atendamos las señales

Por Vmrawlins @VMRAWLINS

Los ataques a miembros del Ejercito y la Fuerza
Aérea Dominicana por parte de delincuentes
debe ponernos en alerta ante la
magnitud del crimen. 

Los lamentables decesos de miembros de los cuerpos militares nacionales por manos de delincuentes, en los recientes días, deben ser tomados en serio. En menos de 2 semanas, 3 miembros de las fuerzas armadas fueron asesinados por asaltantes y otros sufrieron de asaltos por otros. En la lista de caídos se cuentan: la 2da. Teniente Suleica Ponciano Solano (25 años); el 2do. Teniente FAD Manuel de Jesús Sosa Jiménez y recientemente el 1er. Teniente E. N. Deibi Demorizi Castillo[1]. Otros oficiales agredidos en asaltos por los delincuentes fueron: Teniente P.N. Jhonny Vázquez, herido con arma blanca y adscrito en el Cuerpo de Ayudantes Militares; el oficial de la P.N. el Teniente Rigoberto Benito Santos, quien aseguro haberse defendido en un intento de asalto. No es que sean los primeros casos. Lo que me mueve a suspicacia es que los mismos se hayan acrecentado desde que las fuerzas armadas, en el contexto del plan de seguridad ciudadana, fueron integradas a la vigilancia de nuestras calles.
Pienso que esto debe ser tomado en cuenta, por el mensaje que envía: Si eso es a los que nos protegen… ¿Qué pasaría con el ciudadano común? La muerte de estos oficiales debe ser tomada como catarsis para arreciar la “guerra” contra la delincuencia. El mismo presidente, quien por el asesinato de la escolta de una de sus hijas (la 2da. Teniente Ponciano Solano), debe ser el primero en exigir a las fuerzas armadas que tomen un rol activo. Todos conocen los centros de delincuencia de nuestras ciudades, tomados por los desaprensivos. La policía y su departamento de inteligencia en unión con la inteligencia militar bien pueden ubicar a los criminales más peligrosos. Si para que la delincuencia sea sometida deben ser “tomados militarme” esos barrios y focos delictivos… ¡Que se haga!
No podemos permitirnos que estos asesinatos queden impunes. Los delincuentes no pueden dar el mensaje de que ni la guardia se salva de ellos.