Atentado en Charlie Hebdo: El fanatismo instrumental

Publicado el 10 enero 2015 por Polikracia @polikracia

Tras los acontecimientos acaecidos anteayer en el centro de París, una de las ciudades más pobladas de Europa y corazón económico, social y político de Francia, en los que doce personas, sobre todo periodistas del periódico satírico “Charlie Hebdo” fueron asesinadas por dos terroristas islámicos a plena luz del día es preciso ahondar en una serie de temas para no quedarnos en la mera anécdota.

En un primer momento, y pese a que no pertenecen directamente a una rama de este, nos debemos preguntar quién es el Estado Islámico y qué papel político juega en la actualidad. El Estado Islámico de Irak y del Levante es el grupo terrorista “de moda” (antes lo fueron los talibanes u Osama Bin Laden) cuyo centro de operaciones se encuentra en el norte de Siria (donde Al Qaeda sigue operando del lado de ISIS), un país que lleva más de dos años en guerra civil y en el que han intervenido directamente varios países, entre ellos Estados Unidos y Francia mediante ataques aéreos. Recordemos que la guerra civil en Siria se comenzó pintando a la opinión pública europea como una más de las primaveras árabes sin mencionar quien era realmente el presidente (del país más laico, democrático y pacífico de la zona) y los “opositores”.
De entre esta oposición armada se encontraban todo tipo de fanáticos religiosos islamistas (qué bien quedan estas palabras juntas) y el Ejército Libre Sirio sería el germen del ISIS. El conocido senador republicano McCain, que también visitó Kiev (Ucrania) en los primeros días del EuroMaidán se reunió abiertamente con esta parte de la oposición siria para armarla y financiarla en mayo de 2013. En esta operación, que no es nada del todo oculto ya que es una acción normal para las fuerzas de inteligencia de EEUU (paramilitares en Colombia, en Nicaragua, armar a los muyaidines de Bin Laden contra la URSS, a la dictadura de Vietnam del Sur en la guerra…) participaron los servicios de inteligencia de Estados Unidos (CIA) y de Israel (Mossad) por su relevancia e intereses en la zona. El hecho es que hubo financiación por parte de estas agencias (fuente: Wikileaks) a varios grupos de la oposición armada que continuaron hasta hoy la guerra civil.
Parece ser que pese a depender en gran parte de la financiación estadounidense, consiguieron obtener cierta independencia económica que se convirtió en independencia política, como sucedió con los talibanes de Bin Laden. Un arma arrojadiza que se empleó para derrocar al gobierno sirio se volvió a su contra. Parece ser que los dos terroristas y sus cómplices de la masacre de Charlie Hebdo pertenecían no a ISIS sino a Al Qaeda, una organización cuya formación y desarrollo ha seguido exactamente el mismo recorrido que la primera: financiación y armamento de los talibanes en Afganistán para contrarrestar a la URSS en su invasión y posterior autonomía del grupo que se volvió contra quien le daba de comer y atentó contra los países que lo apoyaron en un principio. No obstante, parece que otro de los atacantes en París sí que pertenece a ISIS, por lo que la relación es más estrecha de lo que se cree.

El senador estadounidense republicano McCain en el norte de Siria en mayo de 2013

Por otro lado se intenta pintar como un ataque que viene desde la sinrazón fanática hacia la libertad de expresión. Por un lado es necesario comentar que en este tipo de afirmaciones mediáticas aparentemente inocentes se esconde un enfrentamiento de “civilizaciones” que opone la libertad de expresión occidental con el fanatismo asesino del islam. Estas clasificaciones que se basan en la instigación del miedo y de la ignorancia son una soberana tontería si tenemos en cuenta que el propio periódico “Charlie Hebdo” fue clausurado por en Ministerio de Interior francés en 1970 o si tenemos en cuenta los numerosos ataques a la libertad de expresión en nuestro país, ya sea prohibiendo portadas de “El Jueves”, persiguiendo a “Orgullo y Satisfacción”, a Facu Díaz o a meros videoreporteros en las calles por la policía. Todos estamos a favor de la libertad de expresión cuando ocurren desgracias como esta pero nos callamos cuando no es un tema mediático.
Es una falacia atribuir la causa de este atentado a la sinrazón o al fanatismo religioso. Cometeríamos un enorme error teórico si obviamos la dimensión política del terrorismo y los intereses geo-estratégicos de los que depende.
Si se establecen comparaciones es porque los elementos comparados son diferentes, sino no se podrían comparar. No obstante en un lugar de encuentro de intereses diferentes como es Oriente Medio se han producido numerosas intervenciones militares por parte de Occidente, cuyo episodio más traumático para la población de la zona fue la última Guerra de Irak en 2003 donde murieron más de un millón de iraquíes de manera directa e indirecta. En esta barbarie imperialista intervinieron tres países EEUU, Reino Unido y España (con respectivos líderes Bush, Blair y Aznar) que sufrieron no en sus responsables políticos sino en las carnes de la población las consecuencias de exportar guerras: el atentado del 11-S en Nueva York en 2001(anterior a la guerra, pero provocado por las otras guerras de EEUU en Irak), el atentado del 7-J en Londres en 2005 y el atentado del 11-M en Madrid en 2004. El hecho de que el gobierno de François Hollande participara directamente en la financiación de la guerra en Siria tiene sus consecuencias y lamentablemente las entendimos esta semana.
No se trata de establecer un nexo causal ni justificar los asesinatos sino poner encima de la mesa una obviedad en las guerras: sembrar miseria en otros países mediante acciones injustificadas que acarrean miles de muertos tiene consecuencias en los países que la provocan y que estas consecuencias lamentablemente no son dirigidas hacia los responsables políticos de la siembra de miseria sino a las clases populares. Pagamos siempre los mismos, con “Charlie Hebdo” no hay excepción.

Por último, haciendo una abstracción algo cínica pero veraz en la realpolitik tenemos que plantearnos la pregunta fundamental en las cuestiones geo-estratégicas y prácticamente en cualquier acción política (no olvidemos que el terrorismo tiene una dimensión política): qui profit? ¿Quien sale beneficiado?
A nivel discursivo tenemos muy claro que es el odio y la islamofobia quienes salen beneficiados por estos sucesos, un discurso que lleva siendo germinado por los medios de comunicación y por varias generaciones de gobiernos desde Bush padre hasta ISIS pasando por Aznar y con todo un corpus teórico (endeble y pobre pero mil veces repetido) del choque de las civilizaciones, claramente eurocentrista.
Lamentablemente otra de las consecuencias principales será el aumento de las agresiones racistas que abundan en tiempos de crisis y donde en Francia encuentran unos máximos históricos a causa del auge de un partido racista de corte muy conservadora cuyo fundador fue un fascista declarado, el Frente Nacional. Este partido centra su discurso en la salida de Francia de Europa y en la caza a los inmigrantes (sobre todo a los árabes) por lo que encuentra el grueso de sus votos en los estratos más ancianos de la población, los parados que compiten por el mismo trabajo con los inmigrantes y los grupos ultras de extrema derecha. En las últimas elecciones europeas el Frente Nacional fue el partido más votado en Francia debido en parte a la incapacidad de la izquierda de proponer alternativas y por el abstencionismo típico francés en Europa, pero podemos tener muy presente que esta tendencia se acentuará de ahora en adelante. De hecho la lideresa del partido Marine LePen se ha envalentonado y ha propuesto en su twitter la despenalización de la pena de muerte con un clarísimo objetivo: sembrar el odio y la islamofobia.

Quedarnos en la simple condena de los asesinatos, culpar por ello a una construcción ideológica como es el fanatismo o negarnos a analizar las consecuencias políticas de una guerra exportada es quedarnos a las puertas del problema. Reconocer la instrumentalidad y los intereses de los grupos y las ideas es adentrarnos en la pantanosa pero explicativa realidad política. Por ello vaya por delante toda la solidaridad desde la plantilla de Polikracia a los asesinados por un fundamentalismo instrumental, que no irracional.

Como nota final tendríamos que preguntarnos si los medios de comunicación están poniendo unas muertes delante de otras y dirigiendo el discurso hacia el susodicho choque de civilizaciones: los que históricamente más han sufrido el terrorismo islamista han sido… los propios pueblos musulmanes. El mismo día del atentado en París hubo 30 muertos en otro ataque extremista en Yemen, pero no se escuchó absolutamente nada en los medios.