Aterrizaje OVNI en el sur

Publicado el 12 junio 2017 por Revista Pluma Roja @R_PlumaRoja

En plena Araucanía un grupo de aislados pobladores vivió un suceso que remeció su apacible y sencilla vida de campo. Un extraño apareció cercano a la localidad de Peime en la X región, un visitante que nadie invitó y que trajo consigo la sorpresa y el temor a lo desconocido. Fueron niños los principales testigos de la aparición y posterior aterrizaje de un objeto volador no identificado. Se trata de un caso muy poco conocido en la ufología nacional: El caso Peime, cuando los misteriosos visitantes irrumpieron en medio de la belleza del sur de Chile.

CASO PEIME

Sábado 8 de Octubre de 1988, en Chile se vivían tiempos convulsionados con el plebiscito que ponía fin, al menos en términos formales, a la dictadura militar. En medio de esos tiempos agitados y de cambio, ese día sábado a las 19.00 horas, un grupo de seis niños se encontraban jugando una típica pichanga de fútbol en el campo. El juego era divertido y disfrutaban de esa actividad deportiva a pesar de que  la luz era escaza a ese horario. De repente observaron en el cielo un extraño objeto que se desplazaba desde la zona costera hacia ellos a baja altura, solo un par de metros por sobre los árboles del sector. El objeto tenía forma lenticular (como dos platos unidos por su parte más ancha) y muy luminoso con luces de colores girando en su contorno central. El objeto comienza a detenerse y baja detrás de unos árboles cercanos, las luces se filtran por entre los troncos y ramas del follaje. El temor se apodera de ellos y salen despavoridos del lugar corriendo en dirección a sus viviendas, donde claramente alterados les cuentan lo que sucede a sus padres y familiares, quienes no les prestaron mucha atención y pensaron que todo se trataba de una broma o un juego de niños.

La Señora Marta Lemus, madre de unos hermanos testigos del incidente cuenta su versión: “Uno de los niños llegó corriendo a casa agitado y asustado diciendo que un Ovni había pasado encima de ellos mientras jugaban a la pelota, pero no les hice caso. ¡Qué ovnis van a ver!, le dije yo, porque estoy acostumbrada a ver luces raras como pelotas que van por la costa y que no son ni aviones ni helicópteros”.

LA EVIDENCIA FÍSICA

Al día siguiente un lugareño, el señor Juan Farías avisó a todos los padres del sector que había encontrado unas huellas en sus terrenos, justo donde los niños habían visto bajar el ovni. Eran cuatro marcas de forma semicircular geométricamente dispuestas formando un gran círculo. Cada huella encontrada medía aproximadamente 10 metros de diámetro (con forma parecida a un riñón), y cada una de ellas estaba a 5 metros de distancia entre sí presentando una leve hendidura en la parte central y con borde en la periferia.  Esto último daba la impresión de haber sido aplastada por algo muy pesado. La hierba estaba oscurecida  y reseca en el interior de cada huella  pero no parecía estar quemada, al menos de una forma convencional. En el lugar también se sintió un olor particular muy penetrante pero que nadie pudo identificarlo con algo conocido. Estas huellas permanecieron en el lugar muchos meses después de ocurrido el incidente.

LAS VISITAS CONTINÚAN

En los siguientes tres días volvieron a presentarse nuevas observaciones y aterrizajes. Se observaron objetos de gran luminosidad sobrevolando el sector a muy baja altura que otra vez aterrizaron y dejaron más marcas en el terreno. Y como si esto fuera poco, un nuevo incidente ocurrió en el sector, un experiencia aterradora le sucedió a la señora Amelia Cubate, vecina del sector. Ella relata su experiencia ocurrida la noche del domingo 9 de Octubre (al día siguiente del primer aterrizaje). Un objeto circular y muy luminoso sobrevoló la casa y terrenos, iluminando el entorno. Al ver que todo estaba iluminado y que la luz se filtraba por las rendijas de su casa apagó las velas (no tenían luz eléctrica en el sector) y asustada se puso a rezar pidiendo a Dios que eso se alejará de su casa. Los niños asustados corrieron a refugiarse bajo las camas. Los perros aullaban y ladraban desesperadamente sin parar, fue una noche de terror para esta humilde familia y también para el resto de sus vecinos. A la mañana siguiente la señora Amelia encontró cuatro huellas (muy parecidas a las primeras) en su terreno a cincuenta metros de su casa. Los animales del sector no resultaron indiferentes a los incidentes ocurridos, ya que presentaron actitudes que evidenciaban miedo e intranquilidad, esto se evidenció tanto en mascotas como en ganado en general. Incluso un vacuno fue encontrado muerto dentro de un zanjón al cual cayó intentando escapar de aquellas extrañas luces que se presentaban de noche. Posteriormente ningún animal se acercó a pastar en el sector donde estaban las huellas dejadas por estos fenómenos.

DÍAS DE ACOSO

Durante diez días aproximadamente los incidentes se sucedieron en el lugar, bajo las mismas condiciones se repetían los hechos, luces, ruidos, huellas y los lugareños asustados. Tan llamativos fueron los incidentes que los pobladores pidieron una investigación a las autoridades, mediante el Capitán de alta mar, Comandante Navarro. Este se hizo presente en Peime el miércoles 13 de Octubre y mantuvo una reunión con la cooperativa de pescadores del lugar, quienes manifestaron su preocupación  por los hechos acontecidos. El comandante Navarro no vio los objetos pero fue testigo de las huellas dejadas en el lugar. Producto del pánico de los vecinos, se dispuso de personal policial para vigilar la zona, nunca se supo si existió  algún informe policial de estos hechos,  y si hubo, al menos no se hizo público.

EFECTOS FÍSICOS

Un aspecto interesante y a la vez preocupante es el hecho de que varios de los testigos que estuvieron cerca de las huellas, presentaron alguna molestia física posterior como alergia, irritaciones en la piel, sarpullidos y problemas estomacales que luego de ser tratados fueron desapareciendo paulatinamente.

LA LABOR DE LA PRENSA

Uno de los medios que cubrió la información fue el diario Austral de Puerto Montt, cuyos periodistas reportearon durante varios días y siguieron los sucesos acontecidos, dejando unos excelentes registros de los hechos que han sido las principales fuentes de este caso. Gracias a esta importante labor periodística hemos conocido los detalles y testimonios de lo ocurrido. Un periodista de dicho medio acompañado de dos personas más, fueron testigos, durante una vigilia que realizaron, de la presencia de un objeto luminoso que lanzaba una especie de flashes desde el cielo que iluminaba todo el sector, luego el objeto se acercó en dirección a ellos con gran luminosidad, más potente que un faro, según indicaron. Es importante aclarar que estos testigos no pertenecían a dicho lugar y se mostraban escépticos en un principio a estos fenómenos.

EL MISTERIO DEL SUR

Este caso es uno de los más interesantes ocurridos en la ufología nacional, muy poco conocido, difundido e investigado. Unas familias, de las más humildes y olvidadas, representativas del sur de Chile fueron protagonistas de unos hechos extraordinarios que ellos no buscaron y que tampoco les trajo mayor beneficio, tal vez todo lo contrario. Estos hechos perturbaron la tranquilidad de sus sencillas vidas y en varios casos haciéndolos pasar por momentos poco deseados o directamente de pánico. El encuentro con lo desconocido es pan de cada día en el sur de nuestro país, en esos lugares mágicos y muy poco explorados, tal parece que entre más austral, más se adentra en el territorio del misterio.

Hace ya casi treinta años, unos visitantes desconocidos hicieron de las suyas en una pequeña localidad costera de la decima región dejando sus huellas.  ¿Cuántos casos más habrá que aun no conocemos o que están sucediendo en estos momentos?…

¿Turistas del espacio, investigación en terreno, experimentos con la psique humana, visitantes de otras realidades o simples casualidades del universo? Tal vez algún día lo sabremos…

PD: Información del diario Austral de Puerto Montt y del Libro: Ovnis, Los mejores testigos del autor nacional Juan Castillo.

Por Mariomir