-La tardanza en entrar en materia, aunque sea para preparar mejor el momento, suele tener un precio.-
Lo que nos cuenta. Jonás Alabanda, romano de oriente, recuerda los tiempos de la Antigua Roma que, con su imperio ya empequeñecido, fueron testigos del avance de los hunos y su líder Atila, que con mucha ambición, con el maltrecho estado de las tropas romanas, con la excusa que le dio una noble romana y con la torpeza política del emperador parecía ser imparable durante unos eventos en los que Jonás terminó inmiscuido.
Mi opinión. Novela que toma lo que sabemos de la Romade esa época (bastante, aun con limitaciones) y lo que sabemos de los hunos (muchísimo menos, y con más limitaciones todavía) para, usando varias situaciones reales, crear una ficción (exagerada en algún que otro caso) que le dé más vida a la historia (o la exagere, o la haga más extrema, quizá sería más apropiada esa expresión), narrada de forma extraña porque sutilmente (o no, en mi caso) parece cambiar de óptica narrativa de vez en cuando, con perfiles de personajes de la época muy dispares porque algunos parecen ceñirse a lo que las fuentes dan a entender mientras otros son retratados en algunos momentos de formas muy distintas a las comúnmente aceptadas (Aecio, por ejemplo), rápida de leer a pesar de que su ritmo no sea muy vivo durante un buen número de sus páginas, que se toma bastante tiempo para entrar en materia de verdad y entretenida dentro de un orden.
Destacado. La narración de la batalla de los Campos Cataláunicos.
Potenciales Evocados. Nada que ver con “El muro de Adriano”, todos tranquilos; muchísimo menos militarmente briosa que la trilogía de Napier (y más limitada en tiempo y espacios); algún punto en común con el trabajo de José Luis Rodríguez del Corral, en concreto parte del rumbo de las subtramas, pero estilísticamente lejana.