Título original:
Orage
Año:
2015
Atlántida Film Fest 2016:
Sección Fronteras
Duración:
88 min
País:
Francia
Director:
Fabrice Camoin
Reparto:
Marina Foïs, Sami Bouajila, Louis-Do de Lencquesaing, Valérie Donzelli, Jeanne Jestin, Radivoje Bukvic, Slimane Dazi, Martial Bezot, Françoise Cousin
Dentro de la sección Fronteras del Atlántida Film Fest 2016, se ha presentado el mediocre debut en el largometraje de Fabrice Camoin, La tormenta interior, un trabajo lastrado por la falta de emociones -característica principal de su protagonista femenina- y contraemociones -la supuesta violencia encarnada por el protagonista masculino-. Basada en la novela de Marguerite Duras Las diez y media de una noche de verano, la película se centra en cómo afecta un crimen de una tercera persona a la vida monótona de una cuarentona aburrida, hastiada y opaca. Mientras ella (Marina Foïs) viaja hacia España con su marido, su hija y una amiga de la pareja, se tienen que refugiar en un hotel debido al mal tiempo. Un hombre de ascendencia árabe (Sami Bouajila) ha cometido un crimen pasional: ha matado a su mujer y al amante de ésta, en un arrebato de celos. La mujer se presta a ayudar al hombre y juntos emprenden la fuga hacia Cataluña.
Un viaje marcado por la obsesión de ella por una nueva emoción que llene su vida más allá de la botella de ron. El personaje de Foïs es una mujer alcohólica cuya relación con el asesino parece responder a una desesperada llamada de ayuda. No se siente querida por su marido y, literalmente, considera un acto de amor hermoso el asesinato cometido por Bouajila. Para ella, este viaje improbable es una posibilidad de auto-redención, de demostrarse a sí misma que es capaz de vivir una aventura fuera de su monótona existencia. Pero esa monotonía se traspasa al espectador en una sensación de coñazo supino ante una historia manca de emoción, de reacción, en definitiva, de sentimiento.
El titubeante comienzo ya marca la pauta de la confusión narrativa y argumental que tomará La tormenta interior. Una nula presentación de personajes da vía libre hacia la antipatía, hacia la incapacidad de conectar con ellos. Desde el principio se hace imposible empatizar con ellos, hay una barrera en la narración a raíz del aburrimiento en cómo se cuenta la historia y a raíz también del desbarajuste en el guión que a veces parece centrarse en el dolor de la mujer, en la relación imposible junto a su nuevo compañero y, otras, directamente tira por la tangente temas más comprometidos como el racismo. Además, la oscura fotografía plagada de muchas escenas nocturnas o en interiores, apenas dejan lugar al disfrute de las localizaciones.
Entendemos lo que Camoin nos quiere contar pero el camino elegido para ello no resulta el más adecuado. Marina Foïs vagabundea perdida por la pantalla secundada, en ese desdén, por su partenaire Sami Bouajila. El mensaje de salvación del asesino para llenar tu vida vacía que sólo adquiere sentido cuando bebes -y el no querer ver la realidad y así sentirte mejor- se difumina, se envicia de esa narrativa trompicona, áspera e insensible.
3,5/10