Atlántida Film Fest 2016: Los anarquistas

Publicado el 27 julio 2016 por Criticasen8mm @Criticasen8mm
Título original:
Les anarchistes
Año:
2015
Atlántida Film Fest 2016:
Sección Memoria
Duración:
101 min
País:
Francia
Director:
Elie Wajeman
Reparto:
Tahar Rahim, Adèle Exarchopoulos, Swann Arlaud, Guillaume Gouix, Karim Leklou, Cédric Kahn, Sarah Le Picard, Emilie de Preissac, Aurélia Poirier, Thibault Lacroix
Y culminamos el -mi- repaso a lo que ha dado de sí el Atlántida de este año con el visionado de la interesante Los anarquistas, segundo largometraje de Elie Wajeman que reúne un thriller de infiltración, con la gestación del movimiento anarquista en Francia y un incipiente romance tan presumible como candente. Enmarcada en la sección Memoria, hurga en el pasado reciente francés ambientando la historia en el París de 1899, con artistas bohemios y otros personajes de clase humilde trabajadora como estandartes de una revolución silenciosa. Ante el auge de este movimiento, las autoridades policiales parisinas infiltran a un brigadista intelectual (Tahar Rahim) en las filas de los anarquistas. Allí se hace íntimo del cabecilla (Swann Arlaud) al mismo tiempo que comienza una relación con una joven artista (Adèle Exarchopoulos).
Los anarquistas se edifica como una reconstrucción del París triste, gris y melancólico de la época, algo reflejado en la cuidada ambientación espacio-temporal que transmite la amargura de los protagonistas. Mezclando varios géneros -thriller, romance, drama- pero sin destacar en ninguno, el trabajo de Wajeman se asemeja a otros thrillers de infiltrados y cómo su compromiso laboral interfiere en sus sentimientos. Tahar Rahim interpreta al policía topo, en un papel donde juega con la distancia y la cercanía emocional. Su historia -la trama de infiltración en sí- cae en el cliché esperado de implicación y romance consumado con el personaje de idealismo negativo encarnado con pesadumbre por Adèle Exarchopoulos. Ellos dos, como estrellas en alza del cine galo, suponen el principal reclamo para acercarse a Los anarquistas.

Como documento histórico dentro del contexto político ambiental, se comprenden las bases del movimiento anarquista en boca de sus propios (anti)héroes quienes en su clandestinidad establecían radios de actuación basados en buenas ideas -nada de trabajar para enriquecer a un empresario-. Pero su inacción y sus continuos robos menores para sobrevivir, como colectivo sin organización política -por su repulsa  a convenciones, etiquetas y asociaciones- los presenta en la película como seres charlatanes, emblemas de palabrería vacua. Aunque hablan de acción violenta, de un alzamiento en armas; el eje narrativo de la película sigue más los diálogos que los hechos convirtiéndose casi en un film discursivo.
En un París afeado por la situación económica, política y social donde el humo adquiere un protagonismo buscado, con los personajes casi siempre fumando en pantalla, simbolizando la cubierta de sombras oscuras y malestar general de la época, Los anarquistas se erige como una propuesta atrayente. Los primeros planos de las caras de los actores acentúan la sensación de opresión político-social de la época para aquellos excluidos de la burguesía, para aquellos que siguieron sus ideales hasta las consecuencias finales. No obstante, también hay lugar para la desesperanza absoluta y para los sueños de futuro. Todo depende de en qué personaje se centre Wajeman.
6/10