Muros
Año:
2015
Atlántida Film Fest:
Sección Fronteras
Duración:
80 min
País:
España
Director:
Pablo Iraburu y Migueltxo Molina
Reparto:
Documental
Centenares de millones de años antes de que los humanos pobláramos este planeta, Pangea era la masa de tierra que concentraba todos los continentes que, tras su fragmentación y distanciamiento, tan bien sabemos recitar actualmente de carrerilla. Esa separación ya supone en sí el establecimiento de unas fronteras entre los territorios, pero de carácter natural. La llegada del humano marcó los intransigentes límites entre países y las guerras, las cuales, como apuntaba Susan Sontag, se han convertido en una constante inevitable de nuestra presencia en el planeta. Cuando parece que un conflicto termina, los intereses de algún país le llevan a abusar de otro, con la implicación de terceras, cuartas, quintas… naciones que también encuentran el negocio en exportar más armas que ayuda a otro lugar. Las fronteras en sí no son negativas, ya que simplemente encierran un país en un mapa, pero el peligro llega cuando ese encierro pasa de la geografía a la mente de la maleable sociedad. El odio surge día a día contra otras culturas, un vicioso odio que tiene billete de ida y de vuelta. Y en ese momento las fronteras dejan de convertirse en meras líneas para dar paso a muros.
Oportunistas con un efectista léxico, cuyas palabras aparecen recogidas en los medios de comunicación a diario, serían capaces de darle un ladrillo a cada uno de los ciudadanos de su país para que lo colocaran en un patético muro. El cual no sería más que un símbolo de la incapacidad de ver más allá de la comodidad de nuestras costumbres y hábitos, en esos casos marcados fervientemente por los aspectos más dañinos de los fanatismos religiosos. Murosreflexiona acerca de la vida a ambos lados de esas vallas o muros, centrándose en tres puntos: Melilla, el sur de Estados Unidos y en la zona más al norte de Sudáfrica. Es decir, España-Marruecos, Estados Unidos-México y Sudáfrica-Zimbabue. El primer mundo temeroso de verse infectado por la gente que deja atrás sus raíces por necesidad. Este documental muestra las dos caras, la del nacionalista que protege el muro y la del hombre que solo piensa en saltarlo. Enfrentados por una masa vertical. Pero no se queda en esa visión tan simple, sino que también nos presenta a personajes del lado pudiente de la frontera que deciden ayudar deliberadamente a los que se adentran en territorio desconocido. A los policías que ven en no dejar pasar a nadie una obligación. Todo mediante un montaje paralelo que contrapone las opiniones y asemeja a las personas. Pero lo que no muestra expresamente es probablemente lo que más habría impactado, esas devoluciones en caliente que ponen en duda el respeto entre los seres humanos.
En cambio, los realizadores buscan las miradas y las palabras de los protagonistas, sean de un lado o del otro, para ilustrar un mensaje que no se termina de posicionar. La película habla de lo que suponen los muros para todas aquellas zonas que los sufren o disfrutan, pero no llega a denunciar su presencia. Será trabajo del espectador decidir si prefiere derribar para crear una sociedad global más solvente o crear fronteras cada vez más estrechas. A Murosle falta potencia para promover una conversación necesaria, pero crea un retrato muy sólido de la división que degrada a un mundo que al menos una vez estuvo unido, aunque nosotros no estuviéramos aquí para verlo.
6/10