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Título original: Tu Dors Nicole. Director: Stéphane Lafleur. Guión: Stéphane Lafleur, Valérie Beaugrand-Champagne.
Reparto: Julianne Côté , Catherine St-Laurent , Marc-André Grondin, Francis La Haye.
Nacionalidad: Canadá. Año: 2014. Género: Drama.
Premios:
Mejor Guión – Festival de Cannes (Quincena de realizadores)
Valoración: 7.5
Aquí puedes ver la película en el AFF de Filmin
“Tu Dors Nicole” es una película rodada en un luminoso blanco y negro, con una atmósfera de hastío y cierto pasotismo, donde capta la etapa post-adolescente, donde tienes que empezar a tomar el rumbo de tu vida y asomarte al mundo de los adultos.
Nicole (Julianne Côte) está disfrutando de un verano tranquilo en su casa mientras sus padres están de vacaciones, a ella le acompaña Veronique (Catherine St-Laurent), su mejor amiga. Pero no todo será tranquilidad, ya que sus vacaciones se verán alteradas cuando aparezca en escena su hermano, con su grupo de música, para grabar un álbum en la casa. Aquí el insomnio de Nicole, la ola de calor, el cortejo persistente de un chico de 10 años y la nueva situación en casa, pondrá a prueba la amistad de Nicole y Veronique.
“Tu Dors Nicole” es una película sobre la pérdida del tiempo. ¿Existe este concepto o todos nuestros pasos son aprendizaje? Esta es la principal cuestión que nos trae Stéphane Lafleur en la película. A través de escenas que, supuestamente, no llevan a nada, como las extensas escenas del grupo buscando el sonido de su música, nos transmite la sensación de la pérdida del tiempo, aunque finalmente toda la película es una experiencia de aprendizaje para la protagonista, interpretada por Julianne Côte.
A mí personalmente “Tu Dors Nicole” no me ha disgustado, esta película refleja muy bien la etapa que ahora mismo vivo, estoy a caballo entre la vida adulta y mi etapa post-adolescente impulsiva, con rabietas de vez en cuando, enfurruñamientos y demás… por lo que para mí ha sido una experiencia gratificante, momentos surrealistas, como la vida misma y momentos más verídicos, como las situaciones de tensión.
Crítica: María José Díaz-Maroto