Memoria Histórica
Nuestra mirada se detiene en películas en las que la palabra tiene un componente importante. Ocurre, por ejemplo, en el documental serbio Speak so I can see you (Marija Stojnić, 2019), que fue seleccionado en IDFA 2019. Su foco está puesto en Radio Belgrado, una de las emisoras de radio públicas más antiguas de Europa, que inició sus emisiones en 1929 y ha sido desde entonces medio oficial de difusión de los alemanes durante la II Guerra Mundial o del gobierno autoritario de Tito desde 1944. Pero este documental no entra en disquisiciones históricas sino que se plantea como un homenaje que es al mismo tiempo visual y, sobre todo, sonoro, a la relevancia de la radio en la antigua Yugoslavia. La directora serbia, que reside en Nueva York, ofrece una mirada abstracta que nos muestra en ocasiones el trabajo tras los micrófonos de los locutores y técnicos, mientras que en otros momentos retrocede al pasado a través de la ingente biblioteca de archivos sonoros de que dispone la emisora. Hay una mezcla, más ensoñadora que realmente estructurada, de imágenes de archivo y escenas rodadas en la actualidad, que de alguna manera muestran la evolución de la radio en general en los últimos tiempos, con una influencia menor en los tiempos actuales. Es un poema visual de amor a la radio, pero finalmente resulta demasiado redundante y acaba siendo decepcionante.En cualquier caso, como toda Masterclass, el documental nos ofrece una visión incluso laudatoria de Robert Fisk, envuelto en algunas polémicas que lo han tachado de afín al régimen de Bashar Al-Assad, sobre todo cuando negó la versión oficial occidental del uso de armas químicas en un ataque del gobierno sirio, versión que nunca se demostró. La película está plagada de esas palabras inteligentes y precisas, que no rehúyen la opinión controvertida, que han convertido a Robert Fisk en uno de los mejores conocedores de los conflictos en Oriente Medio. Y de momentos relevantes en su trayectoria profesional y personal como la masacre de Sabra y Chatila, en la que murieron entre 2400 y 3000 palestinos a manos de las fuerzas falangistas del Líbano, con la complicidad de Israel. Esta masacre cambió la perspectiva de Robert Fisk: "Uno de los grandes problemas de Oriente Medio es que a la gente le asusta mucho enfadar a uno de los bandos y le dan el 50 por ciento de cada disputa. Si vas a entrevistar a los palestinos, tienes que dedicar el otro 50 por ciento de la entrevista a los israelíes. Como si fuera un partido de fútbol, pero no lo es. Esto es una maldita tragedia que se merece más que ese tipo de periodismo. Si informáramos sobre la liberación de un campo de exterminio, ¿le daríamos el mismo espacio a los nazis y al portavoz de las SS? No. Nos centraríamos en las víctimas al cien por cien". This is not a movie es un homenaje al periodismo clásico, el que cuenta las noticias desde su origen. Un tipo de periodismo en peligro de extinción que se resiste a ser dirigido por líneas editoriales dependientes de poderes económicos o políticos. E impermeable a las "fake news" que se generan continuamente en el mundo. Uno de los colaboradores del artista callejero Banksy confiesa en el documental Banksy most wanted (Seamus Haley, Aurélia Rouvier, Laurent Richard, 2020) que él generó numerosas "fake news" para tratar de desviar la atención de los medios de comunicación con el objetivo de preservar la identidad anónima del artista. Este largometraje documental está dedicado precisamente a las investigaciones más sólidas en torno a la identidad de Banksy, un artista del graffiti que pasó de ser perseguido a convertirse en una de las figuras más relevantes del arte moderno. En este sentido, el documental no aporta nada nuevo, y es más un resumen de estas teorías en torno a la identidad de Banksy (desde que es uno de los miembros de Massive Attack hasta la última y más sólida, que señala a Jamie Hewlett, fundador del grupo Gorillaz, basada en datos sobre las compañías que gestionan la imagen de Banksy).
En todo caso, el documental se centra en la identidad del artista, pero lo más interesante aparece en segundo plano, y es la evolución de un artista desde su condición de rebelde contra el sistema hasta crítico del mundo del arte que ha acabado convirtiéndose en parte de él, con ejercicios de prestidigitación como esa semidestrucción del cuadro "Girl with ballon" tras ser adquirido por 1,18 millones de euros. Esta evolución del artista que no quiere estar en los museos hasta el creador que utiliza esta imagen de rebeldía para generar beneficios económicos está poco desarrollada, en parte porque faltan testimonios de entrevistados que estén al margen del círculo del artista y que puedan ofrecer una visión más objetiva. Fotógrafos de guerra Premio Especial del Jurado en Venecia 2019, La mafia ya no es lo que era (Franco Maresco, 2019) es una de las miradas más certeras al mundo de la mafia en Palermo. Toma como base la conmemoración del asesinato perpetrado por la Cosa Nostra de los jueces Paolo Borsellino y Giovanni Falcone en 1992, como represalia por la constante persecución que realizaron de sus actividades delictivas. En su recorrido por Palermo, Franco Maresco nos muestra una ciudad que no se acuerda de estos jueces y su infame asesinato, o más bien de una ciudad que aún mantiene ese código de silencio que les hace incapaces de gritar consignas como "¡No a la mafia!".
Para esta propuesta sarcástica, llena de humor típicamente italiano, pero con un trasfondo denso y punzante, el director utiliza dos protagonistas muy diferentes. Por un lado, la veterana fotógrafa Letizia Battaglia, toda una institución en la crónica en imágenes de la violencia de la mafia en Palermo, protagonista de otros documentales como Palermo shooting (Wim Wenders, 2008) y el muy recomendable Shooting the Mafia (Kim Longinotto, 2019). Y por otro lado el organizador de conciertos de poca monta Ciccio Mira, que es realmente el protagonista que permite a Franco Maresco elevar su mirada cínica, porque al tiempo que ridiculiza al personaje con sus preguntas, también le sirve para ir creando el andamiaje de esta visión mordaz de la Italia actual, la que no quiere recordar a una mafia que parece no estar, pero que aún mantiene su poder de intimidación. Por eso las escenas con Letizia Battaglia funcionan con menos acierto, porque ella es un personaje que mantiene una honorabilidad que en realidad no sirve a los propósitos del director, aunque haya algunas réplicas divertidas. Y hay una puesta en escena a la que se le ven los engranajes, como ese momento en el que aparece una prostituta reclamando su espacio en un lugar que debería servir como homenaje histórico. Mientras que Ciccio Mira, en su asunción de su propia caricatura, conquista la película, aunque en su patetismo haya también una cierta dosis de inconsciencia (se aprovecha de un joven que quiere ser cantante y acaba en un centro psiquiátrico). La mafia ya no es lo que era sigue el camino iniciado por Franco Maresco en otros documentales como Belluscone. Una storia siciliana (Franco Maresco, 2014), y consigue una radiografía irónica sobre Italia, incluidas conexiones más o menos tangenciales entre el presidente de la República y el propio Ciccio Mira. Atlàntida Film Fest se puede ver en Filmin hasta el 27 de agosto.
Enviado especial se puede ver en Filmin. Sempre Dijous se estrena en Filmin el 19 de julio.