Atomka

Publicado el 12 marzo 2015 por Aleon @Aleonpizarro
de Franck Thilliez.

Título: AtomkaAutor: Franck ThilliezEditorial: Destino, 2013.Páginas: 560.
Resumen oficial.
A pocos días de Navidad, un suceso de gran envergadura irrumpe en las vidas de Lucie Hennebelle y Franck Sharko, policías de la famosa sección criminal del número 36 del Quai des Orfèvres. Aparece el cadáver de Christophe Gamblin, periodista de sucesos, encerrado en el congelador de su casa y su compañera desaparece mientras llevaba a cabo una serie de entrevistas sobre un caso explosivo del que nadie conoce los detalles. La única huella que parece haber dejado es su nombre garabateado en un papel que conserva un niño vagabundo y muy enfermo. 
Al mismo tiempo, un antiguo caso de mujeres secuestradas vuelve a salir a la superficie: víctimas arrojadas vivas pero inconscientes a lagos prácticamente congelados, y rescatadas in extremis gracias a varias llamadas anónimas a la policía. 
Las señales de un asesino brutal obsesionado con la hipotermia arrastrarán a Lucie y a Sharko hacia la zona prohibida de un lugar aterrador y devastado. 
Mientras la investigación se acelera, Sharko se enfrenta a viejos demonios que le conducirán a un duelo secreto y cruel que le irá destruyendo.
Impresión personal.
Atomka es la tercera novela de Franck Thilliez protagonizada por Franck Sharko y Lucie Henebelle, siendo las dos primeras El Síndrome E y Gataca. Previas a estas dos novelas, Thilliez escribió El Angel rojo y Luto de miel que son dos novelas donde sólo aparece Sharko. Quien vaya a comenzar a leer la serie de estos policías, le recomiendo que, aunque los libros son autoconclusivos en cada uno de los casos, es de esas novelas que es mejor leerlas por orden porque los personajes van evolucionando mucho desde que los conocemos, seguramente más que cualquier otro equipo de policías. Para entender muchas de las cosas que les pasan o por las que pasan es necesario saber que les ha ocurrido a cada uno de los dos previamente. De esta forma, es más sencillo comprenderlos e identificarse, en muchos casos, con su situación, incluso, como me pasa a mi, "quererlos". Y es que considero que fundamentalmente hay dos cuestiones que yo resaltaría de las novelas de Thilliez: por un lado, estos dos personajes que a mi personalmente me encantan y, por otro, unas tramas muy trabajadas, muy documentadas, muy críticas por la realidad de que van impregnadas y perfectamente hilvanadas.
He sido y soy una gran seguidora de Wallander, el protagonista de las novelas de Henning Mankell, un policía al que echo mucho de menos; casi me siento un poco huérfana desde que no sale ninguno de sus casos. Pero me he encontrado con Sharko y Lucie y lo cierto es que disfruto mucho más con ellos que con Wallander (lo mio se llama infidelidad totalmente). Cada uno a su manera son dos personajes peculiares que tienen en común que a ambos les han ocurrido cosas en la vida sumamente duras. Seguramente las más duras que te pueden ocurrir como personas. Aún así los dos han sobrevivido a esos hechos; cada uno a su manera; cada uno con sus heridas y sus secuelas, con todo un mundo interior que de vez en cuando vuelve a aflorar y que los dos entienden perfectamente. Esa coincidencia en la manera de sobrevivir es en realidad aquello que más les une, además de un profundo respeto y responsabilidad por el trabajo que desempeñan. No podría decirse que "aman su trabajo", muchas veces éste es su mayor condena, pero si que les gusta esa tensión de la investigación y, sobre todo, la eliminación del mal en el mundo que les rodea. Son dos personajes que se complementan a la perfección tanto a la hora de ejercer su profesión de criminalistas como en su vida personal en pareja. Trabajan en equipo sobre el mismo caso pero siempre llegan a las mismas conclusiones por caminos diferentes en función de aquellos elementos de la investigación que más les llama la atención a cada uno de ellos. Es como un trabajo de sincronización perfecta que supone un esfuerzo doble al escritor porque acaba llegando a la conclusión del caso por dos vías totalmente diferentes y, a veces, dispares. Tampoco son policías al uso. Son personajes muy humanos, a veces muy rudos pero también llenos de una gran ternura; comenten errores, algunas veces irreversibles, y en su lucha contra el mal, a veces dejan de lado el reglamento policial.
El otro plato fuerte de esta novela, como en las otras de Thilliez es la trama, una trama que yo diría doble. Por un lado, está el caso policial, la investigación en sí misma que nos muestra no sólo lo peculiar del estilo de los dos investigadores protagonistas, sino que además podemos ver de lleno el sistema de trabajo de la policía francesa, sus entramados y sus métodos. Un caso perfectamente dibujado, sin vacíos ni hilos sueltos que va surgiendo de menos a más con un ritmo que apenas te deja respirar porque no dejan de pasar cosas y los dos policías te van poniendo en cada capítulo en tensión continua. Además, como he dicho, el autor es capaz de crear dos hilos en la investigación que sigue cada uno de los dos policías para llegar al desenlace final sin problema, lo cual para mi lleva un valor añadido impresionante. Por otro lado, todo el caso policial está incrustado en una profunda investigación científica y denuncia social. Esta parte me ha puesto los pelos de punta a cada paso, sobre todo en lo que al desastre de Chernobil se refiere y a las mentiras y ocultaciones que se producen por parte de los estados respecto de los peligros y consecuencias de la energía nuclear. Es una parte de la novela espeluznante que Thilliez te hace sentir en carne viva, tal y como la están sintiendo y viviendo Sharko y Lucie. Además de ello, está también la parte científica sobre la hibernación y como siempre la experimentación con seres humanos para conseguir supuestos beneficios sociales en el futuro. Otra vez Thilliez nos coloca frente al "no todo vale", frente a la impunidad de clases poderosas que buscan aún más poder y su perpetuidad a costa de niños, mujeres y demás víctimas de laboratorio que necesiten para conseguir sus fines.
Y lo mejor de todo es que Thilliez no nos engaña. Vamos junto con Sharko y Lucie recorriendo el camino de la investigación, sin trampas. Abrimos la boca de asombro no por la sorpresa inesperada sino por la evidencia de lo que los dos policías van descubriendo. Te asombra que exista tanto mal, pero te asombra además que ese mal sea posible. Un desenlace perfecto para una investigación perfecta en un mundo imperfecto donde los malos son realmente malos y sólo deseas que no sea posible que exista lo que la novela plantea.
En conclusión, como las anteriores, ni mejor ni peor, igualmente impresionante en el sentido más amplio de la palabra. Adictiva y con un ritmo vertiginoso. Unos personajes con los que quiero seguir coincidiendo y que no me falten.