Un día, al abrir las páginas de un periódico, ella se lo encontró. La foto era de archivo – del carné de identidad o de alguna otra documentación- y pertenecía a la época en que lo conoció. No pudo dejarse llevar por los recuerdos que le traía porque las letras del titular se interponían a sus pensamientos: Importante investigador atracado y acuchillado en un cajero de la ciudad.
Era un largo fin de semana primaveral. La operación salida, con su correspondiente atasco, había tenido lugar el día anterior. El sábado se respiraba tranquilidad y hasta el sol colaboraba deshaciendo la capa de contaminación que como una lapa se posa por encima de la ciudad. Él decidió que saldría el sábado.Despojándose de su piel de trabajo - traje, corbata y zapatos de vestir – se puso ropa deportiva con la que se sentía más cómodo a la vez que le daba un aspecto más joven y atlético. Se acercó al cajero más cercano para llevar algo de dinero en efectivo, acostumbraba a hacer sus pagos con tarjeta. En el cajero creía estar solo hasta que una voz insolente le habló pegada a su espalda.
- Pero ¡Qué pasa! ¡No funciona o qué!
- Sí, sí. Ya está. - Le contestó.