Como dos líneas condenadas a ser paralelas,sin juntarse jamás,eran nuestras vidas.
Como esos círculos matemáticos perfectos,sin principio ni fin,eran nuestras vidas
concéntricas, inconexas y perdidas por las calles de Madrid.
Pero entonces oí hablar del caos. Y aquella mañana me dormí y aquel día salí tarde de trabajar y perdí un tren por unos segundos y aquella noche, tropecé para caer a tus pies bajo la lluvia interminable de tu risa que extrañamente me atrajo y que hizo que nuestras órbitas se cruzasen una y otra vez, un día tras otro.Desde entonces todo es caótico y por lo tanto
maravillosamente imprevisible.jamás,eran nuestras vidas. Como esos círculos matemáticos