Bueno, pues desde hace unos días mi niño hace lo mismo con su andador de Imaginarium.
Le encanta meter el cuerpo bajo el manillar, una pierna, quedarse atrapado, intentar sentarse mientras sigue ahí enganchado, luchar por quitárselo... La mayoría de las veces logra zafarse de su propio enredo, ¡aunque otras termina pidiendo ayuda!. ¡Voy a tener que dejar la cámara de vídeo más a mano!.