Género. Ciencia-Ficción.
Lo que nos cuenta. El paleontólogo Richard Leyster es tentado con una oferta laboral poco concreta y misteriosa que tiene la intención de rechazar pero el hecho de que su entrevistador le acabe dejando en sus manos la cabeza de un cadáver de dinosaurio real, para que le haga la autopsia, le hace decidirse sin dudarlo. Y cuando descubra que el viaje en el tiempo es posible, no podrá esperar para hacer exploraciones de campo por sí mismo. Pero ciertas personas, que rechazan el darwinismo y abrazan el creacionismo, están dispuestas a cualquier cosa por sus creencias.
Mi opinión. Novela que maneja conceptos poco comunes para trabajos que usan el viaje en el tiempo en su trama, o mejor dicho conceptos que normalmente se evitan voluntariamente, de ritmo algo lastrado, compleja en su línea de sucesos (más de lo habitual en una novela sobre desplazamientos temporales), con una pregunta que permanece en la mente del lector (¿por qué la prehistoria y los dinosaurios?) y que parece que el escritor nunca se hizo (parece, sólo parece…), que mezcla lo “no real” con aquello que sabemos de nuestro Mesozoico con mucha sutileza, extraña por momentos y variable en su temperatura de sensaciones ofrecidas y generadas, incluso también en sus tendencias narrativas (sobresaliendo el interés irredento del autor por ofrecer, de la mano de los personajes, claro, teoría tras teoría tras teoría tras teoría y ad nauseam), de personajes extraños pero funcionales y, a grandes rasgos, una curiosidad tal vez a descubrir por los amantes de la Ciencia-Ficción con espaldas anchas (no he dicho buenas tragaderas, que conste) y exploradores del género.
Destacado. El cariño y el respeto por la investigación y el conocimiento que emana la novela.
Potenciales Evocados. Una mezcla muy particular de “El fin de la eternidad” con un manejo poco común de las paradojas y atmósferas de “Parque Jurásico” sin la parte de thriller más una o dos gotitas de “Evolución”, de verdad, y que a ratos parece escrita por Christopher Priest.