La plena ejecución de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA) readaptó el mapa mediático argentino. Nuevos actores ingresaron al mundo de la producción audiovisual, que emergen con una perspectiva inclusiva y digital para enfrentar un gran desafío: Consolidarse como una efectiva fuerza contra-hegemónica.
El problema que tienen las 65 productoras audiovisuales que comenzaron a crear contenidos a partir de la LSCA es la distribución y difusión. Hoy producir es posible, porque hay una decisión política del Estado Nacional de fomentarla, pero la realidad es que no hay pantallas. Las señales estatales, principales espacios donde se emiten este tipo de programas, buscan ganarse un lugar en el mercado en el que les queda mucho camino por recorrer para que se conviertan en una opción más del zapping televisivo.
El escenario parecería estar planteado como una contienda entre el Estado Nacional y las grandes corporaciones por la pantalla chica
Una variable que está condicionada no tanto por lo cualitativo de los contenidos, sino por una cuestión cultural. La televisión pública argentina no cuenta con tanta popularidad a causa del progresivo deterioro que sufrió su imagen en la sociedad argentina, desde el antiguo ATC hasta la actualidad. Desde 2003, comenzó un proceso de reconstitución y puesta en valor de los medios de comunicación estatales.
Dicho así, el escenario parecería estar planteado como una contienda entre el Estado Nacional y las grandes corporaciones por la pantalla chica. Lo cierto es que va mucho más allá. Han sido las audiencias las que modificaron sus hábitos de consumo, gracias a la irrupción de internet y las nuevas tecnologías. Los consumidores se convirtieron en prosumidores. Las productoras independientes piensan en estos últimos, porque no está creada con fines meramente lucrativos.
Desde 2003, comenzó un proceso de reconstitución y puesta en valor de los medios de comunicación estatales.
Así, la subjetividad de los televidentes se interpela de otra manera. La TV promete volver a ganarse un lugar como herramienta de culturización. La apropiación de las nuevas producciones por los televidentes, potenciada por las ventajas ofrecidas por lo digital, es un punto a favor respecto de los privados. La audiencia ya no se tiene que adaptar a la pantalla, porque que la pantalla se adapta a la audiencia. Esta última es la lógica es la que debe consolidarse como contra-hegemónica, respecto a la otra.
Desde el polo audiovisual del Ministerio de Educación, Canal Encuentro y el portal Educ.AR son una ventana al futuro de la televisión que muestra el potencial de la hibridación de ésta con internet: contenidos on demand, interactividad, democratización del conocimiento. A partir de los cuales se fomente la creación de comunidades virtuales entorno a la TV, produciendo nuevos sentidos en torno a ella.
El siglo pasado, el 97% de la producción televisiva era americana. Hoy, el 60% de las productoras de contenidos están fuera de la Capital Federal. Se pasó de tener una Secretaría a un Ministerio de Cultura. El INCAA entrega subsidios de hasta $300 millones para producciones independientes. Y aun así, todavía son cinco los canales que monopolizan la pantalla chica.
No hay precedentes históricos de una TV inclusiva y con una lógica educativa, social, política, comunitaria y masiva, y no meramente comercial. Sí del cine, que desde la década del ’60 reflejó desde lo estético al mundo. Pensar en la hibridación entre TV+CINE+INTERNET abre un amplio espectro de posibilidades que se irán desarrollando en un futuro no muy lejano.