Voy a poner en marcha un experimento científico y ustedes van a ser hoy mis conejillos de indias. Mientras desarrollo el tema de esta editorial al final de la misma quiero que se hagan una pregunta, y aunque lógicamente no me llegue la respuesta, estoy seguro de que su reacción será exactamente igual a la que tuve yo. Hoy, les hablo del incremento de la especie “chinches de cama” en España.
Tal y como podemos leer en el diario 20minutos (www.20minutos.es) la Asociación Nacional de Empresas de Control de Plagas ha informado de que se ha detectado un aumento del 70% en los servicios de control de chinches de cama en los últimos 5 años algo que confirma la expansión de esta plaga, como apuntan desde la asociación. Sobre los comienzos de la especie en nuestro país, en el digital leemos que los primeros brotes se detectaron hace varios años en las áreas del camino de Santiago y en la Costa del Sol, zonas dónde el tránsito de viajeros es muy alto.
¿Y qué es una chinche de cama? Pues algo muy parecido a un hijo de 40 años que no se decide a emanciparse y sigue viviendo en casa de sus padres, sin trabajar y pegado al sofá o al colchón de la cama. Aunque desde la Asociación Nacional de Empresas de Control de Plagas destaquen que el bicho en cuestión es un insecto que vive de la sangre de otros mamíferos como hace por ejemplo el mosquito Tigre.
Y no se trata de ser más o menos limpios. Al parecer las condiciones higiénicas son poco importantes para las chinches que solo buscan un asentamiento. Además la globalización y el intercambio de mercancías son otras de las causas que han propiciado la aparición de estas especies invasoras que se han convertido en plagas, como ha concretado el presidente de ANECPLA, Pedro de Orueta. Con lo cual, que nadie se sienta a salvo de sufrir múltiples picaduras si piensan que es un mal de pocos.
Respecto a la solución. Llamar a un profesional que evalúe la situación y él sabrá los pasos a seguir para su erradicación. Por cierto, recuerdan que la intención primera de esta editorial era poner en marcha un experimento científico a través de una pregunta. Pues bien, la cuestión es: ¿les ha picado o se han rascado el cuerpo durante esta editorial? Pues si no lo han hecho, seguro que en un rato lo harán. Y que conste que éste experimento no lo he hecho para que se chinchen.
Esta es la crónica habitual, de un día como otro cualquiera…
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