La propuesta que os traigo hoy- Aunt Crete's Emancipation, de Grace Livingston Hill (1865-1947), autora americana que también escribió con el pseudónimo de Marcia Macdonald- es de estos libros que una misma se sorprende de que le haya podido gustar. Debe ser, no puedo encontrar otra razón, que estas fiestas navideñas que se aproximan me han ablandado aún más de lo que ya estoy últimamente. Porque la verdad, sin engaños,... ¿Calidad literaria? Bueno, qué os voy a decir. ¿Personajes bien definidos (expresión por cierto que se lee mucho en las reseñas? Ejem, meros arquetipos. ¿Final sorprendente y que te quita el aliento? Digamos más bien, predecible. ¿Que si me ha gustado? Pues sí, no me lo explico pero lo he disfrutado. O sí me lo explico. He leído sus pocas páginas de una sentada y bien a gusto que me he quedo. Ahora os cuento... La tía Crete del título es Lucretia, una ancianita soltera que vive con su hermana viuda Carrie y su sobrina Luella. Tía Crete es de carácter bondadoso, tranquila y dulce y no sabe decir que no. No sabe decir que no a los continuos requerimientos de su hermana y sobrina para que cosa esto o zurza esto, cocine aquello, prepare tal o cual mermelada, limpie lo de más allá, para que se queda en casa mientras ellas se van de vacaciones, para que vista de modo humilde mientras ellas, sobre todo la casadera sobrina, visten a la última... La llegada de un telegrama anunciando la visita de Donald Grant , hijo de Hannah, la difunta hermana de Lucretia y Carrie, acongoja a madre e hija. ¿Del salvaje oeste? Será un campesino iletrado que las avergonzará delante de sus amistades y más ahora que Luella está en el punto de mira de cierto caballero de posibles. Deciden escapar adelantando su vista a la costa, al balneario de moda, para que sea tía Crete la que dé la bienvenida al bruto pariente. Ni que decir tiene que el bruto no es nada de eso sino un atractivo y joven caballero, educado, sencillo y cordial que se entiende a las mil maravillas con tía Crete y de cuya situación es consciente desde el primer momento. Todo parece indicar que Cenicienta Crete ha encontrado a su Príncipe. Resulta un placer acompañarles de compras cuando el sobrino decide vestirla elegantemente, disfrutar con la tierna anciana de su nueva incursión en el mundo y- oh, sí- ser testigo de las caras de Luella y su madre cuando sobrino y tía aparecen en su lugar de vacaciones. Y es que Donald no hace otra cosa que lo que desearía hacer el lector: dar un puntapié a esas dos vanidosas egoístas. Y no os cuento nada más para que vosotros- si queréis podéis leer la historiaaquí gracias a Project Gutenberg- conozcáis de primera mano cómo continúa la historia. Solo añadir cuangratificante y divertido resulta saber del castigo para las dos presuntuosas y llegar a ese final- no os lo revelo, no os preocupéis-sumamente reconfortante tras algún pequeño giro en la trama. Aunt Crete's Emancipation es una lectura, ya veis, que no pasará a la historia de la gran literatura pero que he disfrutado, que tiene como protagonistas personajes antagónicos muy buenos o muy malos (maniqueísmo en estado puro) y que recrea una ficción en la que las mezquindades, egoísmos y pequeñas ruindades reciben su merecido. Cualquier parecido con la vida real es pura coincidencia. ¿Qué os parece? Ojalá en ocasiones la realidad se pareciese un poco más a la ficción literaria, ¿verdad? Pero solo nos queda soñar... o leer, que a veces es lo mismo. ¡Gracias por compartir!