UN RUEDA CON LAS CARACTERÍSTICAS DE UN GRANDE Y PRECIO MÁS QUE AJUSTADO
Que el vino de Rueda está de moda es un hecho y que la mayoría del que se consume por desgracia es un vinucho que se está aprovechando del paraguas que ofrece la Denominación de Origen, también lo es. A veces debo reconocer que, debido a mi costumbre de pedir un vino en todos los bares a los que muchas veces me veo forzado a entrar, en los que el 95% de la parroquia está dándole a la rubia nacional (triste estadística, pero cierta), en más de una ocasión hubiera matado por que el infame líquido blanco que llenaba mi copa, de genuino duralex de medio centímetro de grosor, hubiese sido uno de esos ruedas de 50/50 verdejo y viura de un euro y pico la botella que ahora, sin embargo estoy poniendo a los pies de los caballos.
En el siguiente peldaño, donde la verdejo ya supone un 85% de la botella, todavía cuesta encontrar en la gama de precio medio-base, alguno cuyo aroma huya de las piñas y los plátanos dulzones y repetitivos, logrados a base de bayanus y con poca o ninguna personalidad (como ya tienen tipicidad, dirán sus creadores…pues a vender).
Dentro de esta gama, me llamó la atención un vino que a priori huye de los estereotipos negativos de la variedad y resalta los muchos positivos que tiene (por los que se suelen pagar más de 15 € por botella) y que conjuga unos aromas y un sabor muy logrados que merece la pena resaltar.Puedo decir, sin temor a equivocarme, que el éxito de esta diferenciación se debe a que, en uso de la potestad por la que la D.O. permite a los verdejos tener porcentaje legal de “relleno” de otras variedades (que en la inmensa mayoría de las marcas se basa en la viura), en el vino que nos ocupa, su enóloga Teresa Rodríguez ha optado por añadir un 10% (un 15% largo diría yo) de otra variedad noble de la zona: La Sauvignon Blanc. Con esta inteligente medida, la casta “rellenante” se ha convertido en “mejorante” y le aporta una personalidad brutal al vino.
CATA
Vista: Amarillo limón muy vivo y brillante, con reflejos verdosos y algo de carbónico disuelto que tarda unos segundos largos en desaparecer. Bastante fluido y de aspecto limpio.
Nariz: Fuerte presencia de vegetales y herbáceos más propios de la sauvignon que de la verdejo en una primera impresión : Hinojo, helecho, boj y hojarasca. Al reposar van apareciendo las notas tropicales que en ningún momento llegan a empalagar (Piña, limón y albaricoque verde). No llego a detectar notas de mineralidad ni terruño. Muy equilibrada la nariz combinando los vegetales con los frutales. Se echa algo en falta alguna nota floral característica de la variedad dominante, pero casi que se agradece.
En conclusión, estamos ante un vino de precio medio que apunta maneras de grande y se aproxima bastante a lo que se puede catalogar como un rueda con expresión y calidad, donde se conjuga lo mejor de las dos castas de Rueda y se deja beber y comprar sin dificultad. Lo serviría a una temperatura de unos 8ºC y lo maridaría con un plato de bacalao al pil pil, donde la gelatina del pescado se iba a conjuntar de maravilla con la glicerina del vino y a su vez los herbáceos harían su labor de limpieza de paladar e invitarían a seguir con el plato. También lo tomaría con casi cualquier entrante sin descartar una tabla de quesos de media curación. Respecto a la vida útil del vino, no necesariamente lo consumiría en el año. Estoy seguro de que otro año en botella lo aguantaría perfectamente y le aportaría notas de madurez que lo harían muy interesante.
Tipo de vino: Blanco sin crianza.
Variedades: 90% verdejo y “10%” Sauvignon blanc.
D.O./Zona: Rueda.
Grad. Alc.: 13,5º
Precio aprox.: 6 €
Bodega: Bodegas Aura (grupo Domecq- Pernod Ricard) Autovía del Noroeste, kil. 175 47.490 Rueda (Valladolid). Tlf. 983 868 286.
Web: http://www.bodegasaura.com/
E-mail: aura@domecqbodegas.com