Autor: G. K. Chesterton
Año: 1936
Edición: Acantilado, Barcelona 2003
No siempre consigo entender qué está diciendo Chesterton. La razón quizá sea que no entiendo sus famosas paradojas, o que su tendencia a acumular una subordinada detrás de otra hace que me pierda cuando le leo, o que usa muchos sobrentendidos, o que no conozco la época y Chesterton es muy de escribir sobre su época, o...; el caso es que con mucha frecuencia le leo y no sé qué está queriendo decir. Otras veces sí le entiendo, y entonces me hace pensar, o me hace reír y me entran ganas de irme a cenar con él para pasármelo en grande. Chesterton tuvo una vida variada e interesante y vale la pena oír cómo la cuenta. Los capítulos que más me han gustado son los dos primeros, en los que habla de su familia y de su infancia, y el último, en el que explica los motivos de su conversión al catolicismo. Una lectura aconsejable, pero exigente.