El domingo recién pasado cumplí uno de mis sueños de cultura gringa: Asistir a un autocine, cual Sandy en Grease. Todo gracias al festival de cine SANFIC (Santiago Festival Internacional de Cine) que esta vez quiso proyectar distintas películas de una manera distinta durante una semana.
Cuando supe de este evento me emocioné un montón, así que con mi pololo compramos las entradas el día antes (que además eran baratas, mucho más que una entrada al cine) y el día de la función llegamos con un tiempo considerable de anticipación.
Fue la mejor idea llegar antes, porque la previa estuvo llena de regalos. Habían distintos stands de empresas que ofrecían cabritas, papas fritas, cerveza sin alcohol, empanadas, pizza, hamburguesas, etc. Así que la espera fue amena. Además de un espacio habilitado para que se estacionaran los autos, habían graderías para que las personas disfrutaran la función desde allí. Harta gente en familia, parejas y grupos de amigos. Diversión para todos.