¿Qué es el ser?, una gran pregunta que nos hemos hecho a lo largo de nuestra vida, esa cuestión que nos permite realizar una reflexión, algo que nos hace mirar hacia nuestro interior de una manera muy profunda.
Según Aristóteles, es el ser más universal de los conceptos. Su universalidad no es del género. El ser, en términos de la ontología medieval es un “trascendens”. Hegel lo define como lo inmediato indeterminado. El concepto del “ser” es indefinible.
Desde tiempos antiguos hasta la actualidad, es algo que aún nos seguimos cuestionando. La pregunta que interroga por el sentido del ser es la que hay que hacer; con esto se halla la necesidad de resolverla. Al preguntarnos “¿Qué es el ser?”, se requiere una forma de mostrarlo, y se diferencia del descubrimiento de los entes. El ser está implícito en el “que es” y el “como es”.
Es difícil saber con exactitud la definición de un concepto tan extenso, y hasta cierto punto, puede ser algo subjetivo. ¿Qué es el ser?, ¿Quién soy yo?, interrogativas con una profunda reflexión, y una respuesta distinta.
Esta pregunta, considero que va ligada al concepto de autoconocimiento, el cual se define como un proceso reflexivo por el cual una persona adquiere noción de su yo y de sus propias cualidades y características. Está basado en aprender a querernos y a conocernos a nosotros mismos. Es el conocimiento propio; supone la madurez de conocer cualidades y defectos. El auto-conocerse nos llevará a un viaje profundo para reencontrarnos con nosotros mismos.
El autoconocimiento es objetivo, es descifrar quienes somos realmente. Este proceso puede resultar bastante largo, complicado, e incluso puede llegar a causar dolor. Todas las experiencias que he tenido en mi vida han hecho que este proceso comience a tomar un rumbo distinto.
Siempre habrá muchas creencias falsas sobre uno mismo, estas pueden ser impuestas en la etapa de la niñez, y continuar formándose en la adolescencia, qué es dónde comienza la búsqueda de nuestra verdadera identidad, es en donde surge la inquietud por saber quiénes y por qué somos, qué es lo que hacemos aquí, y hacia dónde vamos; ¿por qué actuó de esta manera?, ¿qué es lo que me define?, ¿quién soy yo, y cuál es mi objetivo?, ¿por qué me dejo llevar por comportamientos impuestos y no por convicción propia?, ¿me dejo llevar más por el inconsciente?, definitivamente estas cuestiones han estado en un cambio constante, ya que el hecho de auto-descubrirme y conocerme, han cambiado de una perspectiva a otra.
Según Ernst Cassier, el conocimiento se desarrolla en un proceso dialectico y requiere de elementos culturales para construirse. Este se desarrolla como el resultado de un proceso, y permite que se haya realizado todo su recorrido.
Cassier plantea que el autoconocimiento es el fin de la actividad filosófica. El conocimiento del ser personal no es un objetivo de alcanzar, más bien es un proyecto que se debe desarrollar.
Además de esto, se busca establecer una relación entre el autoconocimiento y el lado espiritual.
El espíritu es inconsciente no solo donde se origina, en lo más profundo de sí mismo, sino que es también todo lo que abarca. Tiene la facultad de decidir si algo es consciente o inconsciente, pero es en sí mismo inconsciente.“
Espíritu” principio opuesto a la materia. El espíritu es la sustancia y esencia universal, igual a sí misma permanentemente, y su fin y su meta, como en el sí pensado de toda autoconciencia. Esta sustancia se genera como su unidad e igualdad mediante el obrar de todos y cada uno.
El individuo advierte una diferencia entre el ser propio y el mundo; constituye un primer acto cognitivo que se expresa en la dualidad “vida” y “espíritu”, la complejidad no hace referencia a una oposición de ambos, sino que a lo largo del proceso fenomenológico encuentra su avance hacia el autoconocimiento partiendo de distintas acciones. La razón es espíritu en tanto que eleva a verdad la certeza de ser toda realidad y es consciente de sí misma como de su mundo y del mundo como sí misma. Es el sí mismo de la conciencia real, a lo que se enfrenta o más bien se enfrenta a sí misma.
Espíritu es conciencia en general, abarca la certeza sensible, la percepción, y el entendimiento; el espíritu es el análisis de sí mismo. Como conciencia del ser en sí y para sí, como la unidad de la conciencia y autoconciencia, el espíritu es la razón.
Según Wundt, el espíritu se acepta como “el ser interior, aun cuando esto no implica una relación con un ser exterior”. También es considerado fenómenos del pensamiento racional, es decir, del intelecto, incluyendo la voluntad, la memoria, la imaginación, entre otros.
Según Freud, no solo lo espiritual es inconsciente, nuestra existencia es esencialmente inconsciente, ya que la base de esta no puede reflejarse plenamente en ella y tampoco pueden del todo conciencia de ella.
El fenómeno espiritual puede ser consciente o inconsciente; las bases espirituales de la existencia humana, en último término son inconscientes. En su nivel más profundo, el centro del ser humano es inconsciente. En sus orígenes, el espíritu humano es un espíritu inconsciente.
Al centrarnos en un núcleo existencial, personal, espiritual, el ser humano no solo se individualiza, sino que también se integra. El núcleo espiritual garantiza y constituye la unicidad y la plenitud del hombre. Sin lo espiritual, no puede existir la plenitud. Este fenómeno puede ser consciente o inconsciente; las bases de la existencia humana son inconscientes.
Chica gris.