La tasa de morosidad de España supera el 3,5 por ciento, ya que los trabajadores autónomos y las empresas se endeudan.
Los atrasos son un problema de gestión que afecta tanto al trabajador autónomo como al propietario del negocio. Muchos de los clientes se retrasan en el pago de sus facturas y más aún, no lo hacen. Amenaza la supervivencia de las empresas y crea graves problemas financieros para los trabajadores autónomos.
Hay muchos trabajadores autónomos que se endeudan de forma indefinida cuando ya no pueden cobrar sus facturas por el trabajo realizado.
Los datos son claros
El último informe de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA) dice que la mitad de los trabajadores autónomos tienen problemas para cobrar las facturas emitidas después del trabajo. Aunque esto es ilegal, es una práctica común.
¿Y qué hay de los autónomos?
Más gastos, más gastos. Los trabajadores autónomos suelen incurrir en gastos para llevar a cabo su trabajo y ofrecer un servicio que se puede esperar que se recupere cuando se les facture.
Por lo general, estos costes se derivan de la compra de materias primas, pero también deben combinarse con el coste de la actividad y el coste de mantenimiento de la empresa.
Además, los trabajadores autónomos están sujetos a la devolución del IVA cada tres meses. En otras palabras, aunque no reciba una factura, esto es porque el IVA requerido para el trabajo ha sido pagado por adelantado.
Otro gasto adicional causará problemas financieros a los trabajadores autónomos, ya que correrán el riesgo de no cobrar las facturas, pero tendrán que cumplir estrictamente con las normas del Tesoro y pagar el IVA previsto por adelantado.
Aumento de deudas
Para hacer frente a estos costes adicionales, o para afrontarlos sin que ello afecte a la supervivencia de la empresa, los trabajadores autónomos suelen tener que recurrir a préstamos y anticipos bancarios. Es una solución a corto plazo que hará que los autónomos se endeuden, pero me gustaría pagar este anticipo rápidamente.
Las facturas suelen tardar más en pagarse que el período de 60 días prescrito por la ley.
Eso es bajo las mejores circunstancias, y en ningún otro caso el cliente ha pagado por el trabajo. Según varias encuestas, España tiene una tasa de impago de alrededor del 3,67%, superior a la de países como Francia, Alemania e Italia.
Esto significa que 3 de cada 100 facturas están impagadas, lo que significa que las empresas, los pequeños negocios y los trabajadores autónomos se pagan a sí mismos pero no reciben el pago.
Muchos de estos negocios están fuera del mercado y esta deuda sigue creciendo hasta que se hace imposible continuar en el negocio, ya que cada vez más atrasos, junto con más y más facturas, siguen creciendo.
Los riesgos de los autónomos el 95% de la estructura empresarial en España
Los trabajadores autónomos asumen riesgos a diario, levantando las persianas en una cuerda floja de escalas vulnerables para hacer negocios. Al igual que El Exorcista, el trabajador autónomo tiene poca exposición a los obstáculos en el camino, y su aventura en solitario se pone patas arriba cuando se sumerge en el suelo ante una pequeña ráfaga de viento repentina. Así es como se sienten miles de autónomos cuando se enfrentan a lo que más temen: el incumplimiento.
El riesgo de atrasos en los salarios es uno de los percances que acosan a los autónomos, y 2019 no es el mejor año para los autónomos. El año terminó con una media de 39 nuevos autónomos al día, mucho menos que las 137 almas valientes que recorrieron este camino. Son cifras de la Asociación de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA) que ponen de manifiesto el grado de incertidumbre que determina el nivel de confianza de los trabajadores autónomos. Además, en la raíz de todo esto, «cobrar».
Tanto es así que, según la organización, uno de cada dos autónomos en España dice tener dificultades para cobrar sus facturas. Los atrasos y la falta de pago de los derechos son la causa de todo el crecimiento y son un mal endémico, no una excepción. El hecho de no cobrar durante un período determinado es un hecho inmutable para los trabajadores autónomos que soportan el déficit de reclamaciones y cobros sin que existan los mecanismos preventivos necesarios, y los que no pueden luchar contra el sistema renunciarán.
En este sentido, reconociendo el problema de los autónomos que se enfrentan al impago de facturas, Naranjas ha puesto en marcha una campaña de apoyo a estos emprendedores (nacidos como autónomos), que constituyen alrededor del 95% del tejido empresarial español y apoyan la economía nacional.
La morosidad repetida
El hecho de no poder cobrar los pagos a tiempo es una de las razones por las que muchas empresas, especialmente las pequeñas empresas con poco acceso a otras fuentes de liquidez, tienen que cerrar. La escasez de personal no sólo está alimentando sus niveles de deuda sino que también está obstaculizando el crecimiento de la organización en la contratación de nuevos profesionales. Los trabajadores autónomos y las pequeñas empresas están preocupados por la multiplicidad de los atrasos, que no da señales de mejorar en el próximo año.
Uno de cada dos autónomos en España dice que tiene dificultades para cobrar sus facturas.
Se trata de un desajuste que ha sido condenado incluso en el seno de la Comisión Europea y que se ha descrito como «endémico» y que prevalece especialmente en el sur de Europa (España, Italia y Portugal). Sin embargo, según el último informe sobre pagos europeos elaborado por la empresa sueca Intram, se espera que el número de impagos de las empresas españolas aumente del 5% al 10% en 2020.
Tanto en la vida pública como en la privada
El miedo a no pagar, así como la espera perpetua. El informe sigue a una encuesta de 12.000 empresas en la que la duración de la frecuencia de pago era la mayor preocupación de los trabajadores autónomos.
Aunque existe una ley de recargos que establece un número máximo de días para el pago de las facturas de los socios comerciales, el promedio de días para los operadores privados en virtud de la ley antimonopolio es de 89, 29 días más que los 60 días establecidos por la ley.
Dado el tamaño de la empresa, la agencia señala que son precisamente los trabajadores autónomos sin trabajadores o las pequeñas microempresas los que menos tiempo pasan pagando a sus socios comerciales. Cuanto más grande es la empresa, peores son las condiciones de pago, y la ATA estima que las facturas impagadas más largas son las de las grandes empresas (122 días en promedio).
Aunque la situación del sector público está mejorando, no es excepcional, con un promedio de 68 días en comparación con los 30 días que se requieren para el pago según lo dispuesto por la ley. Estos plazos reducen el margen de acción de los trabajadores autónomos, que son uno de los grupos más difíciles de obtener financiación externa, además de pagar el IVA sobre sus cuotas de actividad mensuales normales y las facturas prepagadas.
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